El Estado Mayor de Ucrania anunció este viernes la retirada de sus tropas de la región de Kursk, en Rusia, donde habían ingresado en agosto de 2024 en una ofensiva sorpresa. En un comunicado, indicó que las unidades ucranianas “se han reagrupado con éxito” y han adoptado “posiciones defensivas más ventajosas”. Sin embargo, señaló que los combates en la zona continúan.
Según The Guardian, la retirada ha sido progresiva durante dos semanas, y aunque Ucrania aún mantiene el control de algunas aldeas, fuentes militares advierten que es cuestión de tiempo para que el repliegue se complete. La pérdida de Kursk representa un revés para Kiev, que esperaba utilizar su presencia en la región como una ventaja en futuras negociaciones de paz, que ahora parecen inminentes.
El repliegue ucraniano ocurre en un contexto de intensificación de la contraofensiva rusa. Moscú informó que sus fuerzas han recuperado el control total de Sudzha, la ciudad más importante bajo ocupación ucraniana en Kursk. La agencia estatal Tass publicó imágenes de soldados con la bandera rusa en el centro de la localidad.
Mientras tanto, el presidente ruso, Vladimir Putin, visitó un puesto de mando en la región, reforzando el mensaje de que la recuperación de Kursk es una prioridad estratégica para el Kremlin. En paralelo, Putin ha condicionado una posible tregua a que Ucrania abandone completamente la región, mientras que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha declarado que “miles” de soldados ucranianos están rodeados, afirmación que Kiev ha desmentido.
La retirada ucraniana también se ha visto influida por problemas logísticos. De acuerdo con el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), las fuerzas rusas han logrado debilitar el corredor de suministros de Ucrania en Kursk, lo que ha hecho insostenible su permanencia en la zona.
Según analistas citados por The Guardian, aunque la incursión ucraniana representó un éxito táctico inicial, no logró cambiar la dinámica general del conflicto. Con la ofensiva rusa consolidándose en Kursk, los analistas advierten que Moscú podría intentar avanzar hacia la vecina región ucraniana de Sumy, manteniendo la presión sobre las fuerzas de Kiev en el norte del país.