Durante su visita a la base espacial de Pituffik, en Groenlandia, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, ha afirmado que su país “sebe ejercer un mayor control sobre el territorio ártico para contrarrestar la influencia de China y Rusia”.
“Nuestro mensaje a Dinamarca es muy simple: no han hecho un buen trabajo con la gente de Groenlandia ni con su seguridad”, declaró Vance, quien estuvo acompañado por el asesor de seguridad nacional de Donald Trump, Mike Waltz, y el secretario de Energía, Chris Wright. Según recoge The Guardian, el vicepresidente considera que “la isla estaría mejor protegida bajo el paraguas de seguridad” de EEUU que bajo la administración danesa.
Las declaraciones de Vance se producen en un contexto de tensiones entre Washington, Copenhague y Nuuk. Horas antes de su llegada, los partidos políticos de Groenlandia formaron un gobierno de coalición que, en su acuerdo fundacional, subrayó: “Groenlandia nos pertenece”.
Jens-Frederik Nielsen, nuevo primer ministro de la isla, criticó la visita del vicepresidente, afirmando que “se realizó sin respeto por la situación política local”. Por su parte, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, calificó la presión de EEUU como “inaceptable” y reiteró que Dinamarca “no cederá a estas demandas”.
El presidente Donald Trump, por su parte, ha reafirmado su postura en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, señalando que “EEUU necesita Groenlandia para la seguridad mundial” y que Dinamarca “debería aceptar esta realidad”. Mientras tanto, el nuevo gobierno groenlandés ha expresado su intención de avanzar en una mayor autonomía respecto a Copenhague y ha manifestado su rechazo a cualquier intento de intervención externa en sus asuntos internos.
