“Fui víctima de la propaganda sionista: me mandaron a una escuela judía y ahí me decían que mi patria no era Argentina, sino Israel”

Liliana Córdova Kaczerginski, cofundadora de la Red Internacional Judía Antisionista, explica las claves sobre el pasado, el presente y el futuro del sionismo.

Liliana Córdova Kaczerginski, imagen de archivo.
Foto: Samidoun

Liliana Córdova Kaczerginski (París, 1947) es una reconocida pedagoga, militante, cofundadora de la Red Internacional Judía Antisionista (IJAN) y participante de los círculos franceses y españoles del movimiento internacional de solidaridad con Palestina. Hija de intelectuales judíos comunistas del gueto de Vilna (Lituania), su padre combatió contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Su infancia transcurrió en Argentina, adonde su familia emigró en 1950. Educada en el sionismo en la etapa escolar, tras finalizar el bachillerato emprendió el Camino a Sión y se trasladó a la Palestina ocupada en 1969, donde vivió durante 14 años. Su experiencia allí la llevó a romper con el sionismo y a abrazar la causa del pueblo palestino. Actualmente reside en Madrid, donde continúa su labor como militante y referente en los debates sobre el colonialismo, la judeofobia, la memoria histórica, Palestina y Oriente Medio.

En esta entrevista, abordamos con ella una amplia panorámica sobre el sionismo, comenzando por su definición y el contexto histórico en el que surge esta ideología a finales del siglo XIX, siguiendo con las corrientes ideológicas y movimientos predominantes entre los judíos europeos antes de la aparición del sionismo, así como las razones y mecanismos de su expansión. La conversación también discurre por la situación actual del proyecto sionista y del Estado de Israel, indagando en posibles crisis internas, el papel de la Resistencia Palestina y las contradicciones inherentes del sionismo. Finalmente, se reflexiona sobre el futuro del sionismo y del Estado de Israel, considerando si atraviesan una etapa de fortalecimiento, estabilización o declive. También examina la percepción del sionismo entre las nuevas generaciones judías, así como la existencia de oposición frente a la política genocida israelí en Gaza.

¿Qué es el sionismo? ¿En qué contexto surge la ideología sionista?

El sionismo es una doctrina política. Es un movimiento político con una doctrina que pretende “liberar al pueblo judío y llegar a su autodeterminación”. Entonces, este movimiento, como el sionismo se ve a sí mismo, es un movimiento de “liberación nacional”, según su doctrina de “liberación del pueblo judío”.

Eso es como el sionismo se ve a sí mismo. Pero si nosotros miramos de una manera más amplia, entonces vemos que ese movimiento está constituido por un etnonacionalismo. O sea, ese “movimiento de liberación” es sólo para un pueblo, que según ellos es para un pueblo que está en una situación de opresión. Ahora, la cuestión esencial que nosotros como antisionistas nos preguntamos es que las comunidades judías no constituyen un pueblo en el sentido de nación, constituyen un pueblo en el sentido de un colectivo humano, pero no en el sentido de nación. Una nación tiene que tener algunas características que lo unen, y lo único que tienen en común los diferentes grupos judíos en el mundo es la religión.

Entonces ahí empieza toda la cuestión. Este no es un pueblo, son comunidades, o sea, sería a la límite un movimiento de liberación de las comunidades judías de Europa del Este. Es porque va en el sentido de nación que tiene que liberarse y etno porque sólo es para los judíos. ¿Qué quiere decir de ser judío para los sionistas? Porque si tomas a un judío de Polonia y a un judío de Irak, por ejemplo, no tienen nada en común salvo las raíces religiosas. Lo que tienen en común es que “todos tienen que descender de madre judía”.

Entonces, en ese aspecto es un etnonacionalismo porque se basa en una descendencia biológica entre las diferentes generaciones. Ahora, si uno va a explorar va a encontrar que muchos son descendientes sobre todo de gente conversa: de polacos que se convirtieron al judaísmo, de árabes iraquíes que se convirtieron al judaísmo… Por eso que toda esta configuración de ver, como dice el sionismo, “el movimiento de liberación de un pueblo judío”, es muy problemática en sí; además de la cuestión etnonacionalista que, por supuesto, como gente antirracista nos parece ya en sí una manera muy conservadora y muy reaccionaria de constituir un movimiento.

Ahora veamos el contexto. El movimiento sionista se forma como tal en 1897 con el primer congreso sionista. Ya había antes un movimiento que se había lanzado. Es en 1880 donde se empiezan a ver ya algunas manifestaciones de deseos de conformar un movimiento sionista, es una época de conquistas coloniales totales en el mundo.

“Es un etnonacionalismo porque se basa en una descendencia biológica entre las diferentes generaciones”.

Está la conferencia de Berlín de 1884 que directamente distribuye África a las diferentes potencias europeas. A Bélgica en esa conferencia le dan la potestad para el Congo belga, Portugal recibe la potestad de Angola, etcétera. Ya estamos en un movimiento a nivel internacional donde el colonialismo europeo está en auge. No empezó entonces, por supuesto, porque en España empezó mucho antes. Pero es un movimiento de auge de la división geográfica en manos de las potencias coloniales europeas.

Entonces sale un movimiento que pretende también colonizar, porque los sionistas al principio se llamaban así, decían: “nosotros somos un movimiento de colonización”. Surge como un movimiento de blancos europeos para colonizar el tercer mundo, el sur global, o si queremos, Mesopotamia. A las potencias europeas les parece que eso puede ser también productivo para la difusión de lo que es el movimiento colonialista europeo en el mundo.

Después tenemos lo que se llama el Acuerdo de Sykes-Picot, que uno es Sykes, un británico, un ministro de Relaciones Exteriores británico, y Picot es el francés, que en 1916 firman un acuerdo donde se reparten completamente Mesopotamia, o lo que se llama el Medio Oriente. Una parte para Francia, una parte para Inglaterra, y Palestina cae en la parte que es designada para Inglaterra. Todo esto no es como hoy en día, que nos parecería imposible que se haya una conferencia donde abiertamente se decide cómo se reparte el mundo. Pero en esos tiempos las cosas eran así, las potencias europeas se reunían, discutían y dividían el mundo.

En la Declaración Balfour de 1917, el Reino Unido otorga Palestina al movimiento sionista en visas de crear un “hogar para el pueblo judío”, que no es lo mismo que darle la potestad sobre toda la tierra, es un hogar para el pueblo judío, que nunca se supo exactamente qué quiere decir, pero digamos que no le otorga directamente Palestina al movimiento sionista.

Además, también es una época de grandes migraciones, justamente porque en Europa las cosas andaban muy mal. Estamos hablando de 1900, finales del siglo XIX y principios del XX, donde ya había migraciones increíbles. En Italia sobre todo, la gente que se iba a Estados Unidos y a otros territorios que fueron ya colonizados, como América del Sur, Australia, Nueva Zelanda, y los europeos se van en masa a todos esos países. Los judíos se fueron a Estados Unidos entre esas fechas: entre 1880 hasta la Segunda Guerra Mundial, por lo menos dos millones de judíos que emigraron a Estados Unidos y a América del Sur. Si volvemos a lo que plantea el movimiento sionista, vemos que llama a migrar a los judíos del mundo a Palestina. En ese momento no era algo que sonara muy descabellado, porque había movimientos de migraciones muy importantes.

Y después tenemos la cuestión del nacionalismo europeo, que surge a partir de 1848, donde en Europa empieza a haber ese concepto de Estado-Nación: una nación tiene derecho a formar un estado. Como el movimiento sionista viene de Europa y se impregna de todas estas ideologías, lo cual otra vez constituye no nada muy insólito, que un grupo humano se considera una nación y quiera el derecho a la autodeterminación.

Como consecuencia de este movimiento de Estado-nación, en los otros pueblos de Europa, eso llevó a unas políticas de discriminación con respecto a los que no eran parte de esa nación. En muchos casos, los ciudadanos tenían que ser cristianos, hablar una lengua determinada y ser blancos. Los judíos eran blancos, pero no eran cristianos. Entonces, como estos no coincidían plenamente con el espíritu de las doctrinas nacionales de esos momentos, hubo un movimiento importante de segregación, sobre todo contra los gitanos y los judíos en Europa, que sufrieron lo que se llamó los pogromos.

También es una cuestión de clases, porque los judíos eran los intermediarios en la economía de esos países: eran los tenderos, tenían pequeñas tiendas, prestaban, fiaban. Entonces la gente iba del pueblo a comprar alimentos, las tiendas eran de los judíos, y cuando fiaban les tenían que pagar la deuda. A veces la persona no tenía con qué pagar y descargaba toda la rabia y todo el disgusto con el tendero, no con el sistema.

En cuanto a los oficios, también tenían una situación donde tenían algunas ventajas: no trabajaban generalmente en el campo, ni eran proletarios, aunque después cambió. Entonces, toda la rabia que se acumulaba era contra estos intermediarios, que además no eran cristianos. Eso estaba muy incitado por las autoridades, porque empezó a haber justamente un movimiento proletario donde los judíos actuaban, y algunos de ellos eran incluso líderes. Estamos hablando de entre 1900 y 1910, entonces era una manera para distraer a las masas de toda la cólera y toda la rabia que tenían encima por la opresión terrible de la cual eran víctimas, se la descargaran contra los judíos, y no contra la propia aristocracia o burguesía.

Entonces, tenemos una situación donde hay discriminaciones y problemas, y empieza el movimiento sionista a colonizar Palestina. Empezó desde 1880: compraron las tierras de los terratenientes que vivían generalmente en Siria y en el Líbano y ahí se fueron instalando pequeñas colonias. Así lo llamaban también los sionistas, colonias, pequeñas colonias en las tierras que compraban. Pero cuando compraban esas tierras, desalojaban a los campesinos que vivían en esas tierras.

“(La judeofobia) era una manera para distraer a las masas de toda la cólera y toda la rabia que tenían encima por la opresión terrible de la cual eran víctimas, se la descargaran contra los judíos, y no contra la propia aristocracia o burguesía”.

Así que el despojo, si se quiere, empieza muy temprano. No es una realidad que fue desarrollándose dentro del sionismo, sino que fue una de las pautas básicas para colonizar. No era una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra, como era uno de los lemas de sionistas, sino que esa tierra estaba realmente ocupada. En esa tierra vivía un pueblo, el pueblo Palestino.

Al principio era muy poquito. Antes de que empezara la colonización en 1880 había 25.000 judíos que vivían en Palestina, sobre todo en cinco ciudades, no en los campos. En los campos se asientan a partir del movimiento sionista. En 1918 hay 56.000 judíos que viven ahí, en Palestina, y en 1922 ya son 88.000. Pero siempre también la población palestina aumentaba, lo que hacía que llegaran a ser 4 o 5% de la población en general. Así que muy pequeños grupos, pero ya eran grupos de colonos. Entonces tenemos todo eso como configuración a partir de la cual nace ese movimiento de colonización.

Por todo esto, que nadie se sorprenda porque Israel está en Eurovision, en los campeonatos de fútbol o de otros deportes en Europa, porque es un etnonacionalismo como el de casi todos los países de Europa y Norteamérica, que son países que se han construido sobre la identidad blanca de la etnia europea fundadora.

Antes de la irrupción del sionismo, ¿qué ideologías y movimientos eran predominantes entre los judíos europeos a principios del siglo XX?

La sociedad judía generalmente estaba regida por las leyes religiosas, pero a partir de 1900, sobre todo en Europa del Este, empiezan movimientos políticos justamente como producto del racismo que hubo, de los problemas de discriminación, y entraron en estrecho contacto con movimientos de liberación social: socialistas, comunistas. En 1910, por ejemplo, se constituye el movimiento socialista judío que se llama el Bund. Eran judíos que ya vivían en ciudades y por ende habían pasado un proceso de proletarización, trabajaban en fábricas donde los dueños eran judíos o no judíos. Entonces ya empieza a haber una clase explotadora judía, de masas importantes, no era la totalidad, lejos de eso, pero ya eran masas. Sobre todo en Polonia, donde la industria textil fue muy importante y vendían mucho a Europa occidental, a Alemania, Francia, etc.

Entonces empieza un movimiento obrero judío donde hay dos características. Primero, la lucha contra la opresión y por los derechos de los trabajadores. Y dos, la cuestión esencial de la lucha contra el racismo. Porque eso no afectaba a los otros movimientos obreros, que eran todos cristianos y blancos. La cuestión de la lucha contra el racismo fue muy peculiar a los movimientos socialistas judíos.

Al mismo tiempo, ya también empezaban a surgir los movimientos muy minoritarios de sionistas. Entonces había una disputa importante, aunque unos eran muy numerosos (los movimientos socialistas) y los otros eran muy minoritarios, pero a nivel de la lucha cultural era una lucha bastante fuerte.

Los movimientos socialistas estaban contra el movimiento sionista porque ellos decían que su lucha era, tanto como obreros como judíos, por las reivindicaciones sociales y contra la discriminación, pero que si uno quiere una liberación real de la humanidad tiene que luchar en el lugar donde está y hacer justamente una lucha con los otros movimientos obreros que tienen también que entender todo este aspecto del racismo, y ser camaradas de lucha en un gran movimiento internacional por los derechos de los trabajadores y contra el racismo.

“La cuestión de la lucha contra el racismo fue muy peculiar a los movimientos socialistas judíos”.

Los sionistas decían que no, que contra el racismo no se podía luchar porque los no judíos nacerían ya con la judeofobia innata. Digo judeofobia, que no me gusta mucho el término antisemitismo, porque también los árabes son semitas y es una calificación que viene de Alemania en un momento determinado y con respecto a lenguas; entonces se calificaron las lenguas semíticas o indoeuropeas/”arias”, aunque eso es otro tema.

La cuestión es que los sionistas decían que era imposible luchar contra el racismo en Europa: creían que la mayoría no judía odiaba a los judíos desde que nacían, y que eso no se podía curar. Era una teoría muy conservadora y muy negativa que se mantiene hasta el día de hoy, este aspecto de que “necesitamos una tierra refugio”, un Estado refugio, porque “el mundo nunca se va a curar de ser judeófobo o antisemita”.

En Europa occidental también hubo movimientos de lucha obrera, y también muchos liberales que no luchaban tanto por las condiciones sociales como contra el racismo. Pero digamos que las comunidades judías en Europa occidental no eran muy numerosas y generalmente estaban en una situación económica distinta. Eran más bien clase media. Y claro, el público judío en el cual se asentó el movimiento sionista en Europa del Este fue justamente dentro de la clase media.

Los obreros judíos migraban a las Américas o eran parte de los movimientos socialistas y comunistas. Pero la clase media, como tenía miedo primero a la pauperización y también era víctima de discriminación, decía: si queremos llegar a ser realmente burgueses, o sea, ser la clase dominante, tenemos que tener nuestro propio Estado. Y ellos fueron los clientes del movimiento sionista.

Sin embargo, también cabe recordar que dirigentes importantes del movimiento obrero y comunista también provenían de una clase media judía: Trotsky, Rosa Luxemburg, Kamenev…

¿Cómo y por qué se expandió el sionismo?

El sionismo se empezó a extender a partir de 1948, con la creación del Estado de Israel. Antes era un movimiento muy minoritario. Sabemos que era un movimiento minoritario porque dentro de las comunidades judías en Europa del Este se hacían elecciones, porque tenían derecho a tener sus propias instituciones: quién iba a manejar los cementerios, la educación, las escuelas… Había toda una serie de aspectos que podían controlar.

Entonces se hacían elecciones y los movimientos que eran socialistas, comunistas o religiosos tenían mucho más votos que el movimiento sionista. Entonces, las últimas elecciones fueron hasta 1933 en Polonia y está documentado que el movimiento sionista tuvo muy pocos votos; los tuvo, pero muy pocos.

Empezó a extenderse partir de 1948. Cuando terminó el genocidio en 1945, había grandes masas de judíos supervivientes que quedaron como huérfanos. Estaban en campos de refugiados y nadie se ocupaba de ellos. Entonces fue el que todavía no era el Estado de Israel, los movimientos militares judíos de Palestina, que empezaron a organizarlos para traerlos clandestinamente a Palestina. Cuando no podían entrar a Palestina, los británicos los llevaban a los campos de concentración de Chipre.

“La clase media (judía), como tenía miedo primero a la pauperización y también era víctima de discriminación, decía: si queremos llegar a ser realmente burgueses, o sea, ser la clase dominante, tenemos que tener nuestro propio Estado. Y ellos fueron los clientes del movimiento sionista”.

Está la famosa película Éxodo que muestra cómo pasó la cuestión de los judíos supervivientes que no tuvieron otra que irse con los sionistas, que se ocupaban de ellos y los llevaron a Palestina. Se sabe muy bien que hubo un censo después, una encuesta, y la gran mayoría no quería ir a Palestina, pero es lo que había.

Después de 1948 la cosa cambia porque también muchos de los supervivientes dijeron: ahí vamos a encontrar un poco de paz, vamos a estar con los nuestros, y paulatinamente empezaron a ir más y más. El sionismo empezó a vender la necesidad esa de “un pueblo que necesita una patria para su seguridad”. Por ejemplo, en Argentina hubo muy pequeños grupos que fueron a Israel hasta 1967. Aquel entonces, yo misma fui víctima de la propaganda sionista, no en mi familia, pero me mandaron a una escuela judía y ahí me decían que mi patria no era Argentina, sino Israel.

En aquel entonces, vinieron en masa también los judíos de los países árabes y musulmanes. Llegaron a Palestina judíos de Marruecos, Irak y Yemen principalmente, empujados por la situación geopolítica. Se había establecido de un Estado judío en el corazón del Levante que expoliaba y expulsaba a 750.000 palestinos de sus hogares, y por lo tanto, el mundo árabe y musulmán no lo veía con buenos ojos, como es comprensible. Sin embargo, el Mossad también trabajó de manera intensa para ayudar a las migraciones masivas de los judíos de los países árabes y musulmanes. En los años 50, ya constituyeron la mitad de la población llegada a las tierras recientemente conquistadas por el régimen sionista.

Entonces, en 1967 hubo un cambio muy profundo dentro de las comunidades judías y también en general en cómo el mundo occidental miraba a Israel. En la Guerra de los Seis Días sucedió una victoria increíble, y empezaron a mirar a Israel como un negocio que funciona. O sea, que podía realmente ser un muro contra los pueblos del sur.

En el mundo occidental les encantaba la idea, por ejemplo en Francia, que tuvo que dejar Argelia con mucho pesar y todavía tenía semicolonias en todo África. No eran sionistas antes, no hubo muchos judíos que migraron a Palestina hasta 1948, nadie era sionista ahí. De repente dijeron: este Estado es parte de Occidente, lo necesitamos porque estos pueden en seis días vencer al ejército egipcio, al ejército jordano y al ejército sirio, es por esto que vale la pena invertir aquí y son parte nuestra. A partir de ese momento empezaron a considerar en el mundo a Israel parte de Occidente.

“En la Guerra de los Seis Días de 1967 sucedió una victoria increíble, y empezaron a mirar a Israel como un negocio que funciona. O sea, que podía realmente ser un muro contra los pueblos del sur”.

Mismo en el movimiento socialista internacional, hasta esa fecha, no eran antisionistas, por supuesto que no, pero tampoco eran muy sionistas. A partir de ese momento, todas las tendencias empiezan a verlo como parte de su estrategia; salvo los comunistas, que bueno, hasta 1948, eso es otro capítulo.

La bomba atómica, por ejemplo, llegó por Francia a Israel, no por Estados Unidos. También para el Reino Unido empieza a ser parte de su patrimonio y estrategia: hay que cuidarlo porque es parte nuestra y es un vehículo esencial para que el Medio Oriente siga siendo cliente del imperialismo.

Entonces, las comunidades judías también empezaron a ver en el sionismo como los grandes héroes que podían hacer frente a todo. Después, justamente en Argentina, había uno de los jerarcas nazis que vivió clandestinamente después de 1945, Adolf Eichmann. Fue el Mossad que lo capturó en Argentina y se lo llevó a Israel. Con todo esto hubo una ola de admiración en la comunidad judía, aunque la mayoría no eran supervivientes que llegaron de Europa, pero tenían familias ahí. Un tipo que fue uno de los artífices del genocidio, que hubieran logrado capturarlo y llevarlo a Jerusalén, era también una cosa de gran admiración. Así fueron construyendo los sionistas su relato, con sus acciones relámpago. Incluso cuando de vez en cuando no les iba bien, no se veía tanto.

La agricultura también jugó un papel muy importante, porque con esto vendieron otro de los lemas. Además de la tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra, también empezaron con el lema de esto era un desierto y nosotros, los judíos, lo hemos transformado en un vergel. Eso también era una admiración que todo el mundo tenía. A esa admiración por el programa sionista se le sumó posteriormente lo de ser muy fuertes en todo lo que son las armas, y mucho más tarde empezaron también con toda la informática y las supertecnologías avanzadas.

Pero lo que hay que entender es que todo eso no fue espontáneo. Realmente el Estado de Israel supo que tienen que llegar a tener una incidencia muy importante en las comunidades judías, que eso les va a servir. Uno, para cuestiones realmente de información. Dos, para tener emisarios que puedan contrarrestar las narrativas, por ejemplo, de los palestinos. Trabajaron muy bien esta cuestión, lo hacían sin imponerse: iban a las comunidades judías, sobre todo a la gente que tenía profesiones interesantes, que podían traer información, y les decían: “¿No eres un traidor, verdad?”. La persona respondía que no, por supuesto. “Entonces, mira, queremos saber esto, esto y esto”. Así paulatinamente llegaron a tener muchos seguidores y un mundillo de gente que estaba dispuesta a espiar y todo lo que haga falta para el Estado de Israel. Pero llevó mucho tiempo. Diría que realmente se extendió en los años 80, fue donde tuvieron ya las redes muy constituidas dentro de los judíos y no judíos.

Porque no hay que olvidarse que el movimiento sionista está constituido también por no judíos. Sobre todo dentro de los protestantes evangélicos que son completamente parte integral del movimiento sionista, que son millones y tienen unas teorías completamente descabelladas como que, por ejemplo, “todos los judíos tienen que inmigrar a Tierra Santa y así va a venir el Mesías, Cristo, que va a ser la segunda venida de Cristo y ahí todos los judíos se van a convertir al cristianismo y no habrá más judíos y habrá salvación para la Tierra”. Ellos son millones y cada vez tienen más adeptos en América Latina. En España, por ejemplo, parte de la colectividad gitana son de esa línea. Cuando yo tengo una charla y viene alguno de estos grupos evangélicos realmente es imposible discutir con ellos porque dicen: la Biblia dice que es así, es así y ya está. Los sionistas también han ganado millones de adeptos sin invertir.

Hoy en día todo lo que es lo sionista en el mundo está compuesto por los evangélicos, por judíos que todavía creen que necesitan una tierra de refugio, por la extrema derecha y los núcleos de poder vasallos del imperialismo a nivel internacional.

¿Se encuentran ahora mismo el proyecto sionista y el Estado de Israel en crisis?

Están en crisis, por lo que está pasando. Con este genocidio mucha gente está muy incómoda. Tanto en el mundo occidental, que lo consideraba ya parte, el hijo predilecto, cada vez hay más y más gente que esto le parece un crimen de lesa humanidad e insoportable.

También entre los judíos, sobre todo en Estados Unidos, entre los jóvenes judíos, que muchos estaban ya en movimientos antirracistas, movimientos por los derechos de plena igualdad para las comunidades negras y racializadas, empezaron también a integrarse en movimientos muy críticos de Israel y hasta en movimientos antisionistas, sobre todo entre los jóvenes. E incluso en gente un poco más mayor hay un sentimiento de molestia; de ahí a que empiecen a criticar a Israel o sean antisionistas todavía hay un trecho, pero digamos que hay una crisis al interior de la sociedad israelí.

“Hoy en día todo lo que es lo sionista en el mundo está compuesto por los evangélicos, por judíos que todavía creen que necesitan una tierra de refugio, por la extrema derecha y los núcleos de poder vasallos del imperialismo a nivel internacional”.

Hay una crisis muy profunda porque los que hasta hace unos 15 años tenían hegemonía dentro de la sociedad israelí eran más bien laicos, pragmáticos, muy antipalestinos, pero gente pragmática que le hubiera gustado que todos los palestinos se vayan, pero de ahí a hacer un genocidio ya es otra escala.

Dentro del Estado de Israel, los que empiezan a tener hegemonía hoy en día son realmente estos extremistas mesiánicos que quieren todo el Gran Israel, como según ellos está escrito en la Biblia: vacía de palestinos. Ellos cada vez más y más tienen hegemonía dentro de las fuerzas armadas y dentro de la policía. En los servicios de inteligencia por el momento no tienen mayoría y tampoco en la economía, pero en el Estado sí porque en el Gobierno hoy en día ellos son los que determinan un poco la estrategia, pero los otros no están contentos.

Todo el tiempo hay disputas, los laicos más pragmáticos tienen disputas sobre la orientación. Entre los laicos hay una clase media que es muy internacional, muy globalizada, que tiene idiomas y buenas profesiones, por lo que también se van con mucha facilidad. Muchos tienen pasaportes europeos, lo que de alguna manera permite que el Estado esté cada vez más en manos de estos mesiánicos fanáticos de extrema derecha, racistas, supremacistas, nazis, para decirlo en resumen, básicamente.

¿Qué tienen que ver en esta crisis las contradicciones internas del sionismo y la Resistencia Palestina?

Uno de los esloganes importantes del sionismo era un país para el refugio, מדינת מקלט (medinat miklat, en hebreo). Cuando el único lugar en la tierra donde mueren violentamente los judíos es justamente en ese Estado, ya la cuestión esta de ser un “Estado refugio” empieza a ser un poco problemática.

Muchos judíos que son blancos, incluso ateos, de clase media, en los días no laborables lo que quieren es ir y gastar dinero, tener el ocio, mientras (los fundamentalistas) les dan toda una serie de prohibiciones por razones religiosas: el sábado no se puede viajar, no se puede encender la luz, no se puede esto y aquello. Hay muchas prohibiciones, no les gusta esa situación y entonces se disputan contra esas leyes.

Además, tienes que ir al ejército, a la reserva: primero son tres años a los 18 años, pero después es un mes por año como depósito de reserva, es muchísimo. Si eres patrón de alguna de estas grandes compañías tecnológicas y tienes que ausentarte es difícil, también para la familia, los socios… Son cargas de alguna manera que dificultan a la vida cotidiana.

“Entre los laicos (israelíes) hay una clase media que es muy internacional, muy globalizada, que tiene idiomas y buenas profesiones, por lo que también se van con mucha facilidad”.

También está la pelea por el carácter del Estado: un Estado religioso fanático o un Estado laico. La disputa está ahí viva y después está evidentemente la cuestión palestina, donde aunque no quieren escuchar hablar pero que está ahí, y que de tanto en tanto cuando hay un atentado, muere gente… Desde la creación del Estado de Israel en 1948 hasta el día de hoy han muerto varios miles, y por supuesto en las guerras contra el Líbano. Solo los militares muertos a partir del 7 de octubre de 2023 ya llegan a unos 800, sin contar los del 7 de octubre.

Todo eso hace que haya disputas por todo: por la manera de llevar la guerra, por la manera de cómo afrontar las cuestiones palestinas, por la religión o la no religión, por el sistema educativo… En una situación económica de bienestar las cosas evidentemente son más calmas, pero ahora, por ejemplo, en los momentos álgidos donde los capitales se van porque no hay una situación de seguridad y no hay inversiones, el hecho de las dificultades económicas aumenta. Dicen que a partir de octubre de 2023 se han ido por lo menos un millón de israelíes a vivir afuera.

Hay disputas de todo tipo, no hay un consenso sobre las estrategias básicas. Ahora que el relato sionista también está perdiendo adeptos en la opinión pública mundial, todo eso evidentemente hace dificultades para que la gente se sienta realmente representada por ese Estado y que se sienta cómoda. Es un proceso, todavía hay mucho nacionalismo y muy ferviente, pero digamos que es un proceso que se siente.

Debido a estas contradicciones, hay quien anticipa la caída del sionismo y del Estado de Israel, ¿coincides con esa opinión o crees que tiende a un fortalecimiento o a la estabilización?

Si uno toma en cuenta lo que pasó con otras situaciones coloniales, yo creo que está en el momento del comienzo del declive y que no puede durar mucho. Todavía no sabemos cómo van a reaccionar todos los pueblos del Oriente Medio, que eso es una carta importante. Por el momento no se ve con mucha claridad porque todavía los gobiernos de los países vecinos tienen una tendencia a acomodarse con el imperialismo, pero los pueblos están cada vez más desconformes y lo transmiten.

Al mismo tiempo hay que acordarse también, y muy esencial, que los judíos israelíes son apenas seis millones, seis millones y medio. Una población tan reducida necesita tener una situación de estabilidad para poder prosperar. Con una situación de inestabilidad tan grande que se está creando y que va a continuar, no se ve que haya algo que pare estas estrategias. Aunque en un momento haya un genocidio crudo y en otros momentos un genocidio latente, digamos que eso no puede llegar a un buen puerto para los israelíes. Israel no está dispuesta a compartir destino y cohabitación con los palestinos, que están en situación de superioridad numérica y bajo esta gran opresión de que sufren desde hace tantos años. Si la violencia se para en un momento, las contradicciones existentes no se pueden resolver: por la resistencia o por la olla de presión en la cual viven, lo van a reventar en un momento u otro.

¿Tiene fuerza el sionismo entre las nuevas generaciones judías que no residen el Estado Israel ¿Hay alguna oposición frente a lo que están haciendo en Gaza?

Sí, hay cada vez más y más grupos judíos en el mundo que se organizan, muy críticos de la situación, incluso antisionistas muchos. Cada vez surge uno nuevo y hay coaliciones de grupos que están en varios países del mundo. Por ejemplo, yo pertenezco a la Red Internacional Judía Antisionista, que nació en Estados Unidos, en California, en 2008. Nosotros somos internacionalistas, antisionistas y antiimperialistas.

Hay muchos movimientos, unos más críticos del sionismo y que van más profundamente hacia todo lo que es el proyecto sionista, otros solo críticos del Gobierno y de las políticas del Estado de Israel. Hay en todo el mundo pequeños o numerosos grupos, en Estados Unidos son muchos.

“Solo queda la descolonización y el fin del proyecto sionista: que toda la gente que vive entre el mar Mediterráneo y el río Jordán, sean de la religión que quieran, de la cultura que sea, de la etnia que sea, si están dispuestos a vivir en igualdad de condiciones, serán todos ciudadanos y ciudadanas palestinas”.

Es esencial entender al movimiento sionista como movimiento de colonización supremacista y etnonacionalista. No es cuestión, como mucha gente puede pensar, de hacer una crítica a Netanyahu, al Gobierno de extrema derecha israelí, eso por supuesto, pero además es algo intrínseco al sionismo y eso no va a cambiar.

Porque no olvidemos que mientras estamos leyendo, en Gaza caen bombas, el hambre y las enfermedades también matan, en Cisjordania disparan a mansalva, arremeten en Siria, invaden Líbano, y las sanciones por los crímenes del Estado genocida de Israel brillan por su ausencia.

Por eso es que no se puede pensar en dos estados, porque los judíos israelíes nunca van a aceptar un Estado militarizado palestino, nunca van a aceptar igualdad de condiciones con una entidad palestina. Entonces solo queda la descolonización y el fin del proyecto sionista: que toda la gente que vive entre el mar Mediterráneo y el río Jordán, sean de la religión que quieran, de la cultura que sea, de la etnia que sea, si están dispuestos a vivir en igualdad de condiciones, serán todos ciudadanos y ciudadanas palestinas.