La crisis humanitaria en la Franja de Gaza se agrava tras la muerte de más de un centenar de palestinos que intentaban recoger ayuda alimentaria en centros gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), entidad respaldada por el Estado de Israel y los Estados Unidos de América.
Según fuentes locales y la agencia Europa Press, al menos 115 personas han perdido la vida desde el 27 de mayo en las inmediaciones de estos puntos de distribución, la mayoría por disparos o bombardeos del ejército israelí.
La GHF, que comenzó a operar este año y carece de personal y almacenes propios en el enclave, anunció el cierre temporal de sus centros tras los últimos ataques, alegando “aglomeraciones excesivas” y negando incidentes violentos en sus instalaciones.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) ha denunciado que el nuevo sistema de reparto, implementado por Israel a través de la GHF, supone “un racionamiento basado en la vigilancia, que legitima una política de privación intencional”.
La organización advierte que la población de Gaza, la mitad de la cual son menores, enfrenta una crisis de supervivencia sin precedentes, con el 81% del territorio bajo ocupación militar directa y acceso extremadamente restringido a alimentos y suministros básicos.
A pesar de la reciente autorización para la entrada de camiones de ayuda por el paso de Rafah, la UNRWA califica las cantidades recibidas como “una gota en un mar de necesidades”.
El pasado viernes, en plena celebración de la festividad islámica Eid al Adha, al menos 26 personas murieron en Khan Younis, ocho de ellas cuando se dirigían a recoger ayuda humanitaria, mientras que otros ataques sionistas en Rafah y Jabalia elevaron la cifra total de fallecidos a más de 50 en apenas 24 horas.
Desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023, el Ministerio de Sanidad gazatí cifra en más de 54.000 asesinados confirmados y más de 125.000 los heridos graves en la Franja.
Las autoridades locales y organizaciones humanitarias acusan al Estado genocida de Israel de convertir los centros de ayuda en “trampas de muerte masivas”, mientras la llamada “comunidad internacional” sigue mostrando su impotencia y falta de voluntad para frenar de forma efectiva la escalada de exterminio sobre el pueblo palestino.