Lo del sábado fue solo el principio

Hace 3 años las viejas vacas sagradas de la izquierda independentista vaticinaban que el nacimiento público de la línea socialista en Catalunya sería una escisión como tantas otras, que no tardaríamos en “volver a casa”. Hace 3 años, los peores representantes de la pusilánime cultura de nulo debate ideológico y estratégico que predominó durante años en el activismo catalán, nos recetaban humildad o nos vaticinaban una pronta desaparición por lo duro de nuestras críticas o lo infundado de nuestro parteaguas con el reformismo. Y se podría seguir un rato con ejemplos.

La cuestión es que hace 3 años pasaron muchas cosas y se dijeron tantas otras. Pero este fin de semana ha acabado de enterrar buena parte de las tonterías con las que las viejas izquierdas recibieron el inicio del joven Movimiento Socialista de Catalunya, ciegas de paternalismo y anticomunismo latente. A la vista de lo ocurrido, muchos se hubieran tragado sus palabras si pudieran haber anticipado lo que pasó el sábado en Badalona: la OJS, la organización de los jóvenes comunistas catalanes, ha movilizado a más de 1.500 personas en su primera manifestación nacional, enmarcada en la lucha contra el avance del fascismo y el auge reaccionario.

Los elementos más destacados de la movilización en breves puntos, serían:


Primero, y respecto al resto de sectores militantes, ha redondeado el balance final de crecimiento y consolidación del MS catalán en un curso de intensa intervención, postulándose como uno de los poco agentes políticos que combina cierto músculo organizativo, poder de convocatoria, y a la vez, una propuesta política nítidamente revolucionaria y estratégicamente fundamentada que dinamiza los principales debates.

Segundo, y respecto a la existencia política del MS en la sociedad catalana, la preparación y ejecución de la mani como notable plataforma de agitación social ha conseguido llegar más allá de los espacios militantes. Y lo ha hecho enviando un mensaje a la opinión pública catalana: hay un sector relevante de la juventud trabajadora dispuesta a estar a primera línea contra la reacción y el fascismo, que ha roto con la tutela de la izquierda impotente y que plantea sin eufemismos que la única salida no reaccionaria o autoritaria a la crisis es una salida revolucionaria, la construcción de una alternativa socialista de los trabajadores. Así, la OJS ha marcado un contrapunto importante a la continua obsesión de los opinólogos burgueses de responsabilizar a los jóvenes del auge reaccionario, retratándolos como idiotizados y manipulables, a la vez que también ha dado ejemplo de como se confronta a la guerra cultural que la extrema derecha libra en todos los niveles para ganarse la juventud.

Escoger Badalona no ha sido fruto del azar: se trata de una plaza tanto simbólica como clave en la política catalana. Badalona ha condensado en los últimos años tanto la coyuntura y el clima reaccionario, como los fracasos de una izquierda electoral en caída libre. Badalona tiene algunos de los barrios más empobrecidos del estado, diezmados por la crisis y el malestar de clase latente. Durante los años de las llamadas candidaturas del cambio y del Procés, las izquierdas se repartieron el gobierno de la ciudad en sucesivas combinaciones entre Guanyem (CUP), ERC y el PSC. Su papel culminó con la dimisión del alcalde del PSC por saltarse borracho los controles policiales durante el confinamiento pandémico y acabar mordiendo a los agentes. Un súmmum ridículo del papel de las izquierdas, que fueron allanando el camino a la mayoría absoluta de Xavier García Albiol.

Este político del PP  tuvo olfato, leyó bien el cambio de rasante y radicalizó su perfil reaccionario para cosechar la desconexión de las izquierdas de los barrios obreros, así como los pánicos morales de la pequeña burguesía empobrecida. Su populismo punitivo contra la ocupación o los migrantes, su modus operandi de matón de discoteca y su vindicación de la mano dura le han sido efectivos y han anticipado bien la derechización de todo el espectro político parlamentario, ya sea el Pla Endreça y la guerra contra los pobres del PSC en Barcelona, el ascendente de la ultraderechista Silvia Orriols o hasta los discursos a favor de la (pequeña) propiedad privada y la seguridad del alcalde de la CUP en Girona. Albiol, pionero del auge reaccionario en Catalunya, a él y sus pares la OJS también les envió un mensaje claro.

Contexto a parte, las comparaciones a veces son odiosas, y a veces son altamente clarificadoras. Pues lo que pasó ayer en Badalona no tenia solo un signo local, sino que por parte del MS apuntaba a la dinámica política general en Catalunya, postulándose como propuesta política independiente y remarcando el papel clave de sus jóvenes bases militantes para levantar una oposición efectiva al avance del fascismo y la reacción. Así, podemos hacer un ejercicio de contraste con otro gran acto nacional: diez años antes, la CUP acabó la campaña electoral que le dio sus mejores resultados en las mismas gradas de Llefià, Badalona. Esas mismas gradas fueron el lugar dónde ayer la OJS hizo llegar su manifestación y dio su discurso de cierre. Dos plenos con un carácter muy diferente, el contraste entre dos ciclos políticos. Pero también entre dos propuestas estratégicas contrapuestas. Una agotada, la otra abriéndose. La comparativa es ilustrativa. Más aún, cuando ayer, solo un día después de la manifestación, la CUP presentó el mayor resultado de su tan cacareado proceso interno de reflexión empujada por su continuo declive electoral: un nuevo logotipo. La banalidad certifica su derechización y su definitiva transformación en maquinaria electoral clásica, muleta auxiliar de los partidos burgueses.

Para algunos, esta comparativa debe ser un duro golpe moral. Para otros, que se acercaron en su momento a la CUP buscando un proyecto de ruptura y revolución para Catalunya y la clase trabajadora, esta comparativa no tendrá un signo negativo: quizás acompañe su decepción hacia la certeza de que hay una nueva generación militante dispuesta a luchar y con un plan actualizado, el de la revolución socialista. La burguesía, sus mandos de orden mediático y policial, habrán tomado nota, tal y como demostraba el gran dispositivo policial que tanteó el bloqueo de la manifestación: que se vayan rompiendo las cadenas de transmisión entre el estado y la calle que son las izquierdas progresistas, les supone una potencial molestia.

Y para nosotros, para la militancia socialista, lo de ayer fue solo el principio.

El MS en Catalunya se consolida como agente político alternativo a los partidos del orden y al parlamentarismo burgués en tiempos de crisis, guerra y reacción, pero somos aún una fuerza lejana de las grandes organizaciones de masas socialistas que nos requiere la salida revolucionaria a la presente coyuntura histórica. Remarco algunos de nuestros retos para seguir trabajando en esa dirección:

Primero, la discusión político-estratégica con les sectores militantes revolucionarios tiene acentuarse, y sobre todo, desplazar los términos identitarios e interesados del debate, que solo benefician a quien no esta interesado en discutir seriamente.  Segundo, es necesario hacer valer el potencial de la juventud militante para proponer un plan de lucha amplio contra el fascismo y la reacción que tienda la mano a movimiento sociales, sindicalismo combativo, colectivos y organizaciones de base que conforman el rico subsuelo de asociacionismo catalán. Un plan de lucha que tiene el reto de aunar fuerzas dispersas para disputar la calle al fascismo, responder a agresiones y brotes reaccionarios, así como a los intentos de imposición autoritaria de recortes en derechos y libertades; eso sí, con un acuerdo de mínimos: se trata de una dinámica que tiene que dejar fuera y ser completamente independiente de la izquierda electoral. Tercero, el MS debe en los próximos años ser capaz de llevar el programa del socialismo como referente político hasta allá donde los precedentes actores políticos de izquierdas nunca llegaron y donde su descrédito ha propiciado el crecimiento de la extrema derecha: a esos barrios periféricos donde reina la despolitización y el resentimiento, a ramos clave de la producción, desorganizados o secuestrados por el corporativismo o las burocracias sindicales; entre lo amplio de la juventud trabajadora y el proletariado y las comunidades migrantes. Se trata de la activación política de sectores estratégicos para levantar los rudimentos de la fuerza real de oposición que proponemos ante el régimen burgués y sus derivas fascistas y parasitarias. Por último, está el reto de traspasar las fronteras estatales, como demostración de un internacionalismo serio, condición mínima para articular una estrategia operativa contra la guerra imperialista y la ola reaccionaria internacional.

Repetimos, para adversarios, enemigos, simpatizantes y curiosos: lo de este sábado, fue solo el principio.