Entre 2023 y 2024, los 65 bancos más grandes del mundo incrementaron en 162.000 millones de dólares su financiación a empresas de combustibles fósiles, alcanzando un total de 869.000 millones de dólares, según el último informe Banking on Climate Chaos, elaborado por organizaciones como Rainforest Action Network y Urgewald y publicado por más de 400 entidades de 64 países.
El estudio analiza tanto la concesión de créditos como la emisión de inversiones para el sector fósil, y señala que este aumento revierte la tendencia descendente registrada desde 2021, año en que muchas entidades financieras anunciaron compromisos climáticos en la cumbre de Glasgow (Net-Zero Banking Alliance), compromisos de los que varias han terminado desvinculándose,
En el ranking global de 2024, JPMorgan Chase (EEUU) lidera la financiación al sector fósil con 53.500 millones de dólares, seguido de Bank of America, Citigroup, Mizuho Financial y Wells Fargo. En Europa, Barclays encabeza la lista con 35.400 millones, mientras que Santander destinó 17.300 millones y Deutsche Bank 14.300 millones de dólares.
El informe destaca que todas las grandes entidades europeas, salvo cuatro, han incrementado su apoyo financiero al sector desde 2021.
En el caso de Deutsche Bank, la entidad es señalada como el principal financiador global de BP y ha incrementado su financiación a empresas fósiles, pese a sus compromisos públicos de sostenibilidad.
Según el informe, el argumento de algunos bancos de que su financiación ayudaría a las empresas a transformarse “carece de base en la realidad”, en palabras de Philipp Noack (Urgewald), y la tendencia al alza “supone un retroceso en los objetivos de descarbonización del sector financiero”.
En Alemania, además de Deutsche Bank, Commerzbank también ha incrementado su apoyo al sector, destinando en 2024 un total de 4.500 millones de dólares a empresas como EnBW, Siemens Energy, RWE y BP.
Tensión en Oriente Medio
Este fuerte aumento de la financiación bancaria global a los combustibles fósiles está directamente vinculado a la tensión en Oriente Medio, especialmente en Irán. La inestabilidad geopolítica en esta zona clave para los hidrocaburos y los riesgos de suministro en la región han impulsado a bancos internacionales a reforzar su apoyo a empresas petroleras y gasistas para garantizar sus ganancias y el abastecimiento energético mundial para varias empresas ante posibles interrupciones.