La magistrada del Juzgado de Instrucción nº 1 de Torrejón de Ardoz (Comunidad de Madrid) ha decretado la libertad provisional con medidas cautelares para el policía municipal de Madrid acusado de homicidio imprudente tras matar por asfixia a Abderrahim, un joven migrante de 36 años, durante una intervención policial fuera de servicio en la vía pública.
Según los testimonios recogidos por Telecinco y Gran Madrid, el agente —fuera de servicio, acompañado por otro policía y en estado de ebriedad—, aplicó una maniobra de estrangulamiento durante al menos diez minutos, ignorando las advertencias de los vecinos que gritaban “¡Déjale, que lo vais a matar!”.
Como consecuencia de la brutal retención, los agentes ahogaron a Abderrahim, por lo que los servicios de emergencia solo pudieron certificar el fallecimiento en el lugar de los hechos.
Las imágenes grabadas por testigos muestran de forma clara cómo el agente mantuvo la presión sobre el cuello de la víctima mientras el otro policía presionaba su espalda, pese a los gritos de la víctima y de quienes presenciaban la escena. Varios testigos han relatado ante los medios que Abderrahim perdió el conocimiento y dejó de moverse mientras seguía siendo asfixiado.
Positivo en alcoholemia e impunidad
Según confiesan fuentes policiales y judiciales, ambos agentes dieron positivo en las pruebas de alcoholemia realizadas tras el incidente.
Aún así, la jueza se la limitado a imponer la retirada del pasaporte y la obligación de firmar semanalmente: ha dejado en libertad al agente principal a la espera del informe forense y del avance de la instrucción judicial.
“Violencia policial racista”
El caso ha generado una oleada de indignación social y la convocatoria de una concentración de protesta para el sábado 21 de junio en la Plaza España de Torrejón de Ardoz, bajo el lema Ni una agresión sin respuesta, denunciando la “violencia racista a manos de la policía”.
La familia pide justicia
La familia de Abderrahim ha exigido justicia y explicaciones por el asesinato, según declaraciones recogidas por Telemadrid.
El padre y el hermano de la víctima han confirmado que Abderrahim tenía problemas psiquiátricos desde la infancia y tomaba medicación.
Aunque reconocen que tenía antecedentes y que pudo haber cometido un robo, insisten en la lógica que siguen los estados de derecho en teoría: “Si ha hecho algo malo, que lo detengan, pero que no lo maten”.
El Ayuntamiento de Madrid ha abierto un “expediente disciplinario” al agente y lo ha apartado del servicio activo, pero sin una expulsión definitiva.
Testigos presenciales consultados por Telemadrid relatan que, durante la inmovilización, los vecinos insistieron al policía del riesgo de asfixia y que la víctima presentaba un aspecto muy pálido y morado en sus últimos minutos de vida.
