Maersk, una de las mayores navieras del mundo, ha anunciado la suspensión de todos los envíos desde empresas ubicadas en asentamientos israelíes considerados ilegales por la legislación internacional en los territorios ocupados desde 1967, como Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán. La decisión, publicada discretamente en su web corporativa, responde a la presión de campañas internacionales que la han forzado a cumplir la legalidad internacional, basándose en los datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (UN OHCHR), que identifica a empresas que operan en estos asentamientos.
Sin embargo, la medida solo afecta a los asentamientos establecidos en territorios ocupados tras la Guerra de los Seis Días, que la ONU, la Corte Internacional de Justicia y numerosas resoluciones consideran una violación del derecho internacional y de la Cuarta Convención de Ginebra. Es decir, Maersk ha precisado que la suspensión no se extiende a los envíos desde el territorio reconocido internacionalmente como “Israel”, donde la empresa continuará operando con normalidad. Se sabe que desde esos territorios el comercio internacional sigue alimentando el apartheid y el genocidio.
Bajo la ley israelí, los asentamientos dentro de las fronteras previas a 1967 se consideran “legales”. La comunidad internacional lo da por bueno y distingue entre estos y los considerados “ilegales” en los territorios ocupados después de 1967. En estos momentos, los sionistas mantienen más de 100 asentamientos en los territorios ocupados después de 1967, donde residen cerca de 500.000 colonos, en contravención del derecho internacional según la ONU y la Corte Internacional de Justicia. Y en total, en toda Palestina, contando las colonias legales, viven 7,3 millones de colonos “israelíes”.
Organizaciones de derechos humanos y movimientos como el Palestinian Youth Movement han celebrado la medida como un avance parcial en la presión internacional para aislar económicamente a los asentamientos ilegales, aunque recuerdan que la decisión de Maersk no implica un boicot generalizado al Estado de Israel ni a todas las empresas de la entidad colonial.