El Gobierno de Estados Unidos ha decidido suspender parte de los envíos de armamento prometido a Ucrania, incluyendo sistemas de defensa aérea Patriot, misiles Hellfire, Stinger, GMLRS y miles de proyectiles de artillería, ante la preocupación por el descenso alarmante de sus propios arsenales, según recogen Politico, Reuters y NBC News.
La medida ha sido confirmada por la Casa Blanca y el Departamento de Defensa, respondiendo a una revisión interna que concluyó que las reservas estadounidenses de ciertos sistemas críticos han caído a niveles considerados insuficientes para garantizar la capacidad de respuesta frente a otras “amenazas globales”.
El Pentágono ha priorizado la disponibilidad de armamento para la “defensa nacional”, dejando en suspenso la ayuda militar a Kiev en un momento en que Ucrania enfrenta una intensificación de los ataques rusos. Entre los envíos paralizados figuran interceptores Patriot, munición de precisión y proyectiles de artillería de 155 mm, cuyo stock se ha visto seriamente reducido tras más de dos años de guerra y más de 66.000 millones de dólares en ayuda militar estadounidense a Ucrania.
La decisión ha generado alarma en Kiev y satisfacción en Moscú. El Kremlin ha celebrado públicamente la suspensión, considerándola un factor que “acerca el final” de la guerra, mientras Ucrania advierte que la medida “solo servirá para alentar la agresión rusa”.
En paralelo, la administración estadounidense insiste en que “la fortaleza de sus fuerzas armadas sigue siendo incuestionable”, pero la realidad es que el ritmo de los envíos a Ucrania ha vaciado los arsenales de Washington, obligando a replantear su estrategia de apoyo militar en el conflicto.