Glovo anunció el 1 de julio a sus repartidores en Italia un sistema de “bonus por calor extremo” para quienes trabajaran durante olas de calor, con incrementos del 2% para entregas entre 32°C y 36°C, del 4% entre 36°C y 40°C, y del 8% para temperaturas superiores a 40°C, según informan la propia empresa y medios como Corriere della Sera y Sky TG24. Estos porcentajes suponían, en la práctica, entre cinco y veinte céntimos adicionales por pedido, y el pago quedaba aplazado hasta la factura de septiembre.
La propuesta ha sido duramente criticada por sindicatos como Nidil-Cgil, que denunció que “ningún compenso puede justificar el trabajo en condiciones de riesgo extremo” y exigió la suspensión inmediata del bono, reclamando que, en caso de alerta roja por calor, la actividad debe interrumpirse.
El sindicato argumentó que el mensaje de la empresa transforma un peligro para la salud en un incentivo económico y recordó que el Decreto Legislativo 81/2008 obliga a las empresas a prevenir todos los riesgos laborales, incluido el estrés térmico.
Tras dos días de polémica y reuniones con los sindicatos, Glovo comunicó la suspensión del bono y se comprometió a “abrir un proceso de negociación sobre las condiciones laborales durante emergencias climáticas”. La empresa defendió que la medida “nació como compensación y no como incentivo”, pero sindicatos y organizaciones de riders insisten en que la prioridad debe ser la salud y la seguridad, no el pago por asumir riesgos extremos.
