Documentos filtrados y una investigación del Financial Times han puesto de manifiesto la implicación de personal del Tony Blair Institute (TBI), vinculado al ex primer ministro británico Tony Blair, en la elaboración de propuestas para la reconstrucción de Gaza tras la guerra, en coordinación con empresarios israelíes y consultores de Boston Consulting Group (BCG).
Entre las ideas planteadas figuran la creación de una “Trump Riviera” inspirada en Dubái, zonas de manufactura inteligente asociadas a Elon Musk: islas artificiales, comercio basado en blockchain, un gran puerto de aguas profundas y “zonas económicas especiales” con bajos impuestos.
Un documento interno de TBI describía la devastación de Gaza como una “oportunidad única en un siglo” para reconstruir el enclave “desde cero como una sociedad moderna y próspera”. El plan, presentado a la administración Trump y a gobiernos del Golfo, incluía en su versión más descarada —impulsada por empresarios israelíes y modelada por BCG— incentivos económicos para expulsar a hasta 500.000 palestinos, sustituyéndolos por inversores privados. El documento de TBI, sin embargo, no hacía referencia a expresa a la expulsión forzosa de la población, aunque sí compartía el enfoque de transformar Gaza en un “hub comercial regional” .

El Tony Blair Institute ha negado haber elaborado o apoyado el plan de desplazamiento, aunque admite que dos de sus empleados participaron en grupos de trabajo y revisaron documentos del proyecto. BCG, por su parte, asegura que el proyecto fue desarrollado “fuera de su estructura” y ha querido desvincular a los socios implicados.
El escándalo se produce en un contexto en el que la distribución de “ayuda humanitaria” en Gaza, gestionada en parte por la autodenominada “Gaza Humanitarian Foundation (GHF)”, ha sido duramente criticada por repartir más balas que comida y provocar el asesinato de cientos de palestinos en puntos de reparto de las colas del hambre. Varios observadores internacionales denuncian que los planes económicos mencionados apuntan en la misma dirección: la limpieza étnica y la privatización del territorio palestino, bajo la apariencia de “reconstrucción y modernización”.
