El Ejército israelí emitió este martes la orden para la "evacuación total e inmediata de todos los barrios de Ciudad de Gaza", advirtiendo que la ofensiva para tomar el control de la mayor urbe del enclave será ejecutada “con gran fuerza”. A través de mensajes y panfletos, el portavoz Avichay Adraee ha informado a los residentes que deben desplazarse con urgencia hacia la llamada “zona humanitaria” de Al Mawasi en el sur, en un contexto de creciente destrucción y desplazamientos masivos provocados por las fuerzas de ocupación.

Los sionistas han intensificado sus ataques aéreos y terrestres en la ciudad, destruyendo numerosas torres y edificios que define como “centros terroristas” de la resistencia palestina liderada por Hamas. La campaña militar ha movilizado a 60.000 reservistas para esta operación que busca destruir los pocos edificios que quedan en la Franja de Gaza bajo el pretexto de "desarticular a Hamas" y "recuperar" a los prisioneros de guerra capturados por la resistencia. Sin embargo, dos años de bombardeos sin precedentes que han llevado a la destrucción total de la Franja y la aniquilación de decenas de miles de palestinos no ha conducido a la derrota de Hamas, que mantiene una capacidad operativa significativa.

Según fuentes israelíes, sus tropas llevan ya controlado "el 40% del centro urbano", aunque expertos en ciencia militar insisten en que ocupar territorio en este tipo de escenarios y operaciones no supone "controlarlo", sino más bien al contrario: expone a las tropas a emboscadas y golpes de mano de los insurgentes, que se mueven entre los escombros y los túneles.

Mientras las Brigadas Al Qassam de Hamas y el resto de facciones operativas en la Franja de Gaza tratan de mantener esta estrategia de desgaste contra las tropas coloniales, la población enfrenta un dilema brutal entre permanecer en medio de la ciudad amenazada o huir hacia unas zonas ya superpobladas y devastadas del sur.

Miles de palestinos permanecen atrapados, sin alternativas claras de refugio, lo que multiplica la crisis humanitaria. Mientras el Estado genocida de Israel sigue apilando cadáveres de palestinos, la tensión diplomática internacional también se ha disparado, con condenas globales, amagos de sanciones y llamados urgentes al alto el fuego. Sin embargo, ninguna potencia significativa adopta medidas decididas por el momento.