Después de dos años de lavado de cara intensificado al Estado genocida de Israel en Eurovisión con participación española normalizada, el Consejo de Administración de RTVE ha aprobado la propuesta del presidente José Pablo López para que el Estado español se retire del Festival de Eurovisión 2026 si la Unión Europea de Radiodifusión (UER) no expulsa al estado genocida del certamen. Esta decisión convierte a los españoles en los primeros del Big Five en anunciar la retirada frente al Estado de Israel, sumándose a otros países que ya condicionan su participación al veto a los sionistas ante la ofensiva genocida en Gaza y las denuncias internacionales al respecto.

No obstante, la relación entre el Estado español y la entidad sionista en Eurovisión data de hace décadas. De hecho, la colonia ha participado en el festival desde 1973 y el Estado español ha competido a su lado en 44 de las 49 ediciones, con ambas delegaciones participando de forma conjunta y recurrente en este evento cultural europeo. Además, el Estado de Israel sigue siendo un miembro activo de la Unión Europea de Radiodifusión y Madrid ha mantenido lazos colaborativos en el certamen incluso después del 7 de octubre de 2023, fecha que marcó la escalada del genocidio en curso.

El presidente de RTVE, en la misma línea de las declaraciones solemnes del presidente colaboracionista del genocidio, Pedro Sánchez, defiende que la retirada "busca visibilizar la dimensión política y ética del certamen", señalando que "la neutralidad no debe interpretarse como indiferencia ante un genocidio". Sin embargo, en ese caso cabe preguntarse qué ha estado haciendo el Estado español en Eurovisión hasta ahora. Además, varios analistas y miembros del movimiento propalestino denuncian que estas medidas llegan en un umbral de irreversibilidad en la destrucción y la aniquilación que está cometiendo el Estado de Israel sobre Palestina, por lo que el aparente "boicot" español a Israel llegaría tarde y únicamente para lavar la imagen pública del propio Gobierno español.

Mientras la UER mantiene abierto el debate sobre la participación israelí, con una decisión para diciembre de este año, las autoridades españolas enfrentan críticas por la disparidad entre la presión pública y la realidad incontestable de la cooperación diplomática, cultural, económica y militar con el Estado de Israel. La retirada podría ser solo un acto performativo tardío y sin efectos prácticos frente a una alianza que sigue vigente en otros ámbitos.