Desarticulada una red que explotaba a migrantes magrebíes en obradores clandestinos de Málaga
Las víctimas eran sometidas a trabajo semiesclavo, con salarios de entre 10 y 20 euros por jornadas de más de 12 horas sin derecho a descanso y eran amenazadas con ser deportadas si pedían cualquier mejora.

La Policía Nacional española ha desarticulado en Málaga una red criminal que explotaba laboralmente a migrantes magrebíes en situación irregular, empleándolos en obradores clandestinos de repostería que operaban sin control sanitario y en condiciones de miseria. Cuatro personas han sido detenidas por delitos de trata de seres humanos con fines de explotación laboral, favorecimiento de la inmigración ilegal, falsedad documental y vulneración de los derechos de los trabajadores. La llamada operación Baklava había sido iniciada en 2024 y permitió descubrir una trama que introducía migrantes mediante visados fraudulentos y su posterior sometimiento a prácticas cercanas a la esclavitud.
Según fuentes de la investigación, la red aprovechaba la vulnerabilidad económica y el desconocimiento del idioma de los migrantes para mantenerlos en un sistema de dependencia y miedo. Los trabajadores explotados recibían salarios de entre 10 y 20 euros por jornadas que se extendían de sol a sol, sin derecho a descanso ni contrato laboral. Dormían pocas horas en espacios anexos a los obradores, sin ventilación ni higiene, y eran obligados a producir dulces tradicionales marroquíes como rosquillas, baklavas o pastas de almendra, que luego se vendían ilegalmente en comercios locales.
La investigación destapó que los responsables mantenían controlados a los migrantes a través de amenazas constantes con denunciarlos a las autoridades o deportarlos si se negaban a trabajar o pedían mejores condiciones. Algunos eran engañados con promesas de legalizar su situación o recibir alojamiento digno, pero terminaban confinados en instalaciones insalubres, rodeados de utensilios sucios y expuestos a plagas de insectos.
Además, los agentes hallaron instalaciones sin licencia e insalubres, en las que los trabajadores manipulaban alimentos sin medidas mínimas de higiene ni seguridad, poniendo potencialmente en riesgo la salud pública. La colaboración de la Inspección de Sanidad municipal fue clave para comprobar cómo se elaboraban productos que luego eran distribuidos en comercios locales.