Los gobiernos de ocho países nórdicos y bálticos (Dinamarca, Estonia, Finlandia, Islandia, Letonia, Lituania, Noruega y Suecia) anunciaron este jueves su compromiso conjunto para financiar la adquisición de armamento estadounidense valorado en 500 millones de dólares destinado a Ucrania, según informa Euronews. La decisión, tomada durante una reunión del grupo NB8 en Helsinki, se enmarca en la iniciativa de la OTAN conocida como Lista de Requisitos Prioritarios para Ucrania (PURL, por sus siglas en inglés), lanzada en julio de 2025 por el secretario general Mark Rutte y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Este mecanismo "permite" a los aliados europeos coordinar compras a Washington de equipo "esencial", como misiles para sistemas de defensa aérea Patriot y cohetes HIMARS, respondiendo directamente a las demandas de Kiev para fortalecer su capacidad defensiva para la guerra. Aunque los líderes regionales lo presentan como un "paso fundamental para la seguridad europea", el anuncio resalta una creciente dependencia de la producción armamentística estadounidense.

En su declaración conjunta, los ministros de Defensa y Exteriores de estos países enfatizaron que la guerra de Ucrania representa "una amenaza a largo plazo" no solo para Ucrania, sino "para la OTAN, Europa y el orden internacional basado en normas". El paquete financiado incluye municiones y equipo para defensa aérea, cruciales ante la proximidad del invierno, cuando las operaciones terrestres se complican y los ataques a infraestructuras civiles se intensifican. Rutte aplaudió el "paso al frente" de estos aliados, destacando que las entregas a través de PURL ya están fluyendo hacia Ucrania y representan el 75% de los misiles para sistemas Patriot suministrados por socios occidentales desde agosto.

Subordinación estratégica

La iniciativa PURL, acordada en agosto bajo presión de Washington para que los aliados asuman "la mayoría de la carga" en el abastecimiento militar ucraniano, ha facilitado ya cuatro paquetes similares por un total de unos 2.000 millones de dólares, financiados por países como Países Bajos, Canadá y los propios nórdicos. 

No obstante, críticos fuera e incluso dentro de la OTAN advierten de que este enfoque perpetúa una dinámica de subordinación estratégica: Europa financia compras que benefician principalmente a la industria armamentística estadounidense, en lugar de invertir en su propia capacidad productiva. 

Este plan de gasto nórdico-báltico, que incluye aportes específicos como los 25,8 millones de euros de Lituania, se produce en un contexto de transición en el liderazgo de la ayuda: desde la negativa de Trump a donaciones gratuitas, los aliados europeos han pasado a encabezar los envíos, superando incluso a Washington en volumen. El Estado español, por ejemplo, confirmó su adhesión al PURL hace tres semanas, comprometiéndose a compras de material estadounidense por un monto aún no especificado, complementando sus envíos anuales de 1.000 millones de euros.