EE.UU. aprueba la venta de 90,5 millones en vehículos militares a Líbano pese a tensiones con Hezbolá
Beirut recibe luz verde, mientras Hezbolá sigue recomponiéndose y preparándose para una nueva guerra abierta contra Israel, que sigue bombardeando el sur a pesar del alto el fuego.
El Departamento de Estado de Estados Unidos ha autorizado una venta de equipo militar por 90,5 millones de dólares a Líbano, que incluye vehículos tácticos medianos M1085A2 y M1078A2 fabricados por Oshkosh Defense, con sede en Wisconsin. Esta medida, notificada al Congreso por la Agencia de Cooperación de Seguridad de Defensa (DSCA) del Pentágono el 5 de diciembre, responde a una solicitud directa de Beirut para potenciar sus fuerzas armadas. Aunque el monto inicial reportado se aproximaba a los 77 millones de euros, la cifra oficial asciende a 90,5 millones, cubriendo repuestos, entrenamiento y soporte logístico.
Las autoridades de Washington argumentan que esta entrega mejorará la capacidad de las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF) para "contrarrestar amenazas perimetrales" y ejecutar "operaciones antiterroristas" rápidas, facilitando además el intercambio de tácticas y entrenamiento conjunto. Hezbolá, respaldado por Irán, ha rechazado repetidamente las demandas de entregar sus armas, calificando las iniciativas libanesas como "imposiciones estadounidenses que sirven a Israel". A pesar de la destrucción de 10.000 cohetes y 400 misiles por parte del ejército libanés en octubre, el grupo chií mantiene su arsenal estimado en decenas de miles de proyectiles, y el alto el fuego con Israel de noviembre se ve violado por bombardeos israelíes casi diarios en el sur de Líbano.
Críticos de la política exterior de EE.UU. cuestionan si esta inyección de recursos no termina fortaleciendo indirectamente a un ejército libanés históricamente incapaz de confrontar a Hezbolá, un actor que opera como un "estado dentro del estado". Analistas señalan que, aunque los vehículos tácticos están diseñados para misiones de suministro y soporte en entornos combativos, su integración en las LAF, limitadas por recursos y divisiones sectarias, podría diluirse en un contexto donde el desarme total por fin de año, prometido en un plan respaldado por Washington en agosto, parece inalcanzable. La administración Trump, frustrada por la lentitud, ha incrementado presiones, incluyendo amenazas de cortar ayuda futura.