El próximo 20 de enero Donald Trump tomará posesión como presidente de Estados Unidos, convirtiéndose en el segundo mandatario en la historia del país en obtener un segundo mandato no consecutivo. Su campaña, centrada en el control de la inmigración y el impacto económico de la inflación, logró captar el voto popular y una mayoría en el Colegio Electoral, superando a la candidata demócrata Kamala Harris. En su discurso de celebración de aste miércoles en West Palm Beach, Trump prometió “sanar el país” y empezar una “edad de oro” para Estados Unidos; lo hizo acompañado por Melania Trump, su esposa, y el vicepresidente electo, J. D. Vance.
Trump alcanzó una victoria decisiva tras obtener los votos de estados clave como Pensilvania, Carolina del Norte y Wisconsin. La victoria fue además muy holgada, marcando un duro revés para el Partido Demócrata, que perdió el control del Senado y vio frustrada la candidatura de Kamala Harris, elegida en reemplazo de Joe Biden, quien renunció a postularse debido a su indisposición psíquica. La candidata demócrata, quien permaneció ausente de la celebración en su honor en Washington, se dirigirá al país en los próximos días.
El regreso de Trump a la presidencia podría suponer un cambio importante en la política interna y externa de Estados Unidos, con medidas propuestas como aranceles amplios a las importaciones y un enfoque aún más restrictivo en inmigración. Trump también prometió la amnistía a algunos condenados por el asalto al Capitolio y planteó cambios en el Departamento de Justicia. En el ámbito global, su política de “Estados Unidos primero” podría derivar en una guerra comercial, con aranceles de hasta el 60% a productos chinos y tarifas adicionales a las importaciones de México y la Unión Europea, lo cual repercutiría significativamente en el comercio internacional.