Los centros de investigación de políticas públicas, conocidos como institutos de análisis o “think tanks”, toman parte en el asesoramiento y formulación de políticas gubernamentales en los Estados Unidos. Estas instituciones reúnen a expertos y académicos que investigan temas específicos y ofrecen recomendaciones basadas en sus hallazgos. El informe realizado por el Quincy Institute revela que una abrumadora mayoría de los miembros de estos “think tanks” llamados a testificar en el Congreso de los Estados Unidos tiene vínculos financieros con gobiernos extranjeros y contratistas del Pentágono.
Según el estudio, de los 137 expertos “no-gubernamentales” que testificaron, el 89% trabajaba para organizaciones que reciben financiación de gobiernos extranjeros, y el 79% estaba directamente afiliado a entidades que aceptan donaciones de los principales contratistas del Departamento de Defensa. Asimismo, este mismo dato ascendió hasta el 95% en el caso del Comité de Servicios Armados de la cámara. Además, los expertos de estas organizaciones fueron convocados a testificar casi 14 veces más que aquellos sin tales vínculos financieros, lo que deja en evidencia la influencia en las voces consultadas.
La falta de transparencia es significativa, ya que solo el 34% de los institutos representados divulgó completamente a sus donantes, y otro tercio opera como organizaciones de “dinero oscuro”, donde no se revelan sus fuentes de financiación.