Shell y Equinor toman el control del mar del Norte tras una fusión estratégica

El nuevo gigante petrolero del Reino Unido eludirá los efectos del aumento de impuestos sobre las grandes energéticas.

Plataformas petrolíferas marinas.

Las gigantes petroleras Shell y Equinor han decidido fusionar sus activos en el mar del Norte del Reino Unido, creando el mayor productor independiente de petróleo y gas del país. La fusión, anunciada este lunes, es una respuesta directa al incremento de impuestos sobre las ganancias extraordinarias del sector energético, que el gobierno de Keir Starmer subió del 65% al 78%. Esta medida, destinada a aumentar los ingresos fiscales, podrá ser en gran parte neutralizada por las dos compañías, que ahora combinarán sus operaciones para optimizar su eficiencia y minimizar su carga tributaria, como apunta Europa Press.

La nueva entidad conjunta, que se espera que produzca más de 140.000 barriles por día a partir de 2025, se beneficiará de una importante ventaja fiscal. Equinor, cuyo mayor accionista es el gobierno noruego, posee pérdidas fiscales acumuladas por valor de 6.000 millones de libras, que podrán ser utilizadas para reducir los impuestos de la nueva compañía fusionada. 

La fusión es un paso más en la concentración de capital en el sector energético y consolidará el control de los activos del mar del Norte, lo que potencialemente elevará los precios de la energía en todo el país. Shell y Equinor están además siguiendo un camino ya recorrido. A principios de este año, el productor británico independiente de petróleo Ithaca Energy (ITH.L) compró casi todos los activos de producción de petróleo y gas del mar del Norte de la italiana Eni (ENI.MI) en un acuerdo de 754 millones de libras. En ese momento, una fuente cercana al acuerdo comentó que las sinergias fiscales para compensar los impuestos crecientes fueron el principal motor de la transacción.

Cabe mencionar además que el mar del Norte es una región que ha sido bastamente explotada por múltiples empresas energéticas. Equinor es dueña en un %80 de Rosebank, uno de los yacimientos de petróleo y gas más importantes de la región, considerado ya como “activo maduro”, nombre que reciben los yacimientos en los que el crudo está cerca de agotarse y resulta más cara su extracción.