Bélgica vive este lunes una huelga nacional convocada por los principales sindicatos del país en protesta contra el nuevo plan de pensiones y otras medidas económicas del Gobierno. Entre las reformas, destaca el aumento gradual de la edad de jubilación, que subió de 65 a 66 años el pasado 1 de enero y alcanzará los 67 en 2030. Según informa Euronews, los trabajadores denuncian también recortes en servicios públicos, congelación salarial y la reforma de la indexación de los sueldos. Según el sindicato CSC, estas medidas representan “ataques sin precedentes” a los derechos laborales.
El impacto de la huelga está siendo evidente en sectores clave. La empresa ferroviaria SNCB informa que solo opera un tercio de los trenes programados, mientras que el aeropuerto de Bruselas ha cancelado o reprogramado numerosos vuelos, según confirma su portavoz, Ihsane Chioua Lekhli. En el ámbito educativo, alrededor de 20.000 docentes se han sumado a la protesta, lo que ha llevado al cierre de numerosos centros, forzando a que muchos padres se queden en casa para cuidar de sus hijos.
Las protestas son testigo del descontento generalizado frente a las políticas de austeridad y precarización impulsadas por el Gobierno belga. Además de la reforma de pensiones, los sindicatos critican “la falta de inversiones en sectores clave como los servicios públicos y las iniciativas ecológicas”. Los líderes sindicales han hecho un llamado a la solidaridad entre los trabajadores y han advertido que estas movilizaciones podrían intensificarse si no se logran cambios en las propuestas gubernamentales.