La industria en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) se enfrenta a un 2025 complicado. Según admite la patronal Confebask en sus últimas estimaciones, se prevé un crecimiento del PIB industrial de tna solo un 0,3%. En 2024, el sector sufrió una caída del 1% en la producción durante los primeros once meses, lo que refleja una “recuperación” demasiado leve para los crecientes desafíos económicos. A nivel global, la economía ha avanzado a un ritmo mucho más alto, mientras que en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa la situación sigue siendo débil.
El aumento de los costes de energía y suministros básicos sigue siendo una preocupación para las empresas del sector, que pugnan por controlar estos gastos a pesar de los descensos en los tipos de interés. A su vez, las tensiones geopolíticas, como el regreso de Donald Trump a la presidencia de EEUU, podrían agravar aún más las condiciones para la industria vasca, que ya se ve afectada por los efectos de la guerra de Ucrania y el genocidio en Gaza.
En cuanto al empleo, la industria de la CAV se enfrenta a un desafío de crecimiento moderado, con previsiones de Confebask que apuntan a una reducción en las expectativas de contratación. La falta de personal cualificado y la lentitud en la gestión de los fondos europeos Next Generation también retrasan las inversiones necesarias para afrontar las reformas energéticas y digitales, esenciales para la modernización de un sector que representa uno de los principales motores económicos del Estado español y una cuarta parte del PIB de la CAV.