Las Fuerzas Armadas españolas han trazado una estrategia de modernización sin precedentes que implica un gasto estimado de más de 50.000 millones de euros en diversos proyectos armamentísticos. Esta iniciativa abarca un total de medio centenar de programas, que incluyen la adquisición de blindados como el VCR 8×8, misiles contracarro, submarinos y fragatas, entre otros. Según el informe Spain defence and security industry, el Gobierno español, a través del Ministerio de Industria, financiará inicialmente estos proyectos mediante créditos, los cuales serán saldados posteriormente por el Ministerio de Defensa. La industria española, con empresas como Navantia, Indra, y Escribano, se encuentra bien posicionada para canalizar esta inversión.
Una de las prioridades actuales del gobierno es el aumento de efectivos en las Fuerzas Armadas, que actualmente cuenta con unos 120.000 soldados, además de una mejora en las condiciones salariales de los mismos. La cúpula militar también ha solicitado un aumento sustancial en los presupuestos militares para respaldar la modernización del equipamiento, con proyectos como los 4.000 millones destinados a la compra de 25 cazas Eurofighter, destinados a reemplazar a los F-18 y Harrier AV-8B+ en los próximos años. Sin embargo, la necesidad de sustituir los Harrier, que requieren despegues y aterrizajes verticales compatibles con el portaaviones Juan Carlos I, ha generado un debate en el ámbito militar sobre si la salida debiera ser europea o recurrir a los F-35 estadounidenses, fabricados por Lockheed Martin.
Dentro del nuevo escenario geopolítico, las autoridades españolas buscan fortalecer la confianza en el complejo militar industrial europeo, ante la creciente presión de Estados Unidos. En este sentido, Airbus España, en colaboración con empresas como Thales y Leonardo, ha comenzado a trabajar en una estrategia conjunta para competir con los satélites de Starlink, propiedad de Elon Musk, que actualmente dominan las telecomunicaciones en Ucrania. Esta iniciativa tiene como objetivo transformar el sector espacial europeo, además de contrarrestar la influencia de Musk en la infraestructura tecnológica crítica.