Las protestas contra las redadas racistas se propagan por Estados Unidos

Manifestaciones en más de veinte ciudades denuncian la intensificación de las operaciones de ICE y la represión policial, con uso de gases y detenciones masivas.

Un vehículo ardiendo durante las protestas contra las redadas del ICE.
Foto: N/D

Las protestas contra las redadas migratorias iniciadas en Los Ángeles (California) la semana pasada se han extendido a decenas de ciudades estadounidenses, incluyendo Nueva York, Austin y Dallas, según reporta El País.

Miles de manifestantes han salido a las calles con consignas como ICE, pa’ fuera! y Chinga la migra, en rechazo a la campaña de detenciones y deportaciones impulsada por la Administración Trump.

En Nueva York, las marchas han comenzado en Federal Plaza, sede de oficinas federales de inmigración, y han derivado en enfrentamientos con la policía y al menos 20 arrestos, según reportan los organizadores de la protesta.

La respuesta de las fuerzas represivas ha incluido el despliegue de cerca de 5.000 militares en Los Ángeles y el uso de gases lacrimógenos, pelotas de pimienta y balas de goma para dispersar a los manifestantes.

En total, se han registrado cientos de detenciones en todo el país, con alrededor de 200 solo en Los Ángeles, de acuerdo con los datos recogidos por El País.

En Texas, Illinois, Florida y otros estados, las concentraciones han oscilado entre marchas sin disturbios y enfrentamientos directos, como en Austin, donde la policía ha empleado gas pimienta contra las masas y ha realizado varios arrestos.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha declarado en redes sociales que “protestar pacíficamente es legal. Pero una vez que cruzas la línea, serás arrestado”.

Las manifestaciones también han mostrado apoyo a figuras sindicales y de los movimientos sociales que han sido detenidas en Los Ángeles y han convertido en símbolo de la protesta.

Las organizaciones más decididas y politizadas han llamado a mantener la presión en las calles. Las protestas, aunque que en su mayoría no han derivado en disturbios, ya suponen un desafío directo al mandato de Trump.