El Estado de Israel ha lanzado en la madrugada de este viernes un ataque aéreo coordinado contra instalaciones nucleares y militares en la República Islámica de Irán, incluyendo el centro nuclear de Natanz y varias bases en Teheran.
Fuentes oficiales iraníes, citadas por la agencia estatal IRNA y medios internacionales como Reuters y Al Jazeera, confirman la muerte de Hossein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, y Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, junto a otros altos mandos y científicos nucleares. El ataque también ha generado daños materiales significativos en infraestructuras estratégicas.
El gobierno del Estado de Israel, a través de un comunicado del primer ministro Benjamín Netanyahu recogido por The Times of Israel, justifica la operación “preventiva” alegando que Irán “había realizado avances significativos en su programa nuclear” y que la acción buscaba “proteger la seguridad nacional”. Además, ha declarado el estado de emergencia nacional en toda la Palestina ocupada.
Las autoridades iraníes, por su parte, califican el bombardeo como una “agresión directa” y anuncian que “la respuesta será contundente”, según declaraciones del portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán reproducidas por la agencia IRNA.
Varios estados del mundo ha expresado “preocupación” por el riesgo de escalada en Oriente Medio. El Consejo de Seguridad de la ONU ha convocado una reunión de emergencia, mientras Estados Unidos y la Unión Europea han pedido “contención” a ambas partes. Washington, a través del secretario de Estado Marco Rubio, ha intentado desmarcarse de las acciones de sus socios israelíes, pero confiesa que sabían que el ataque se produciría.
El ataque representa la mayor agresión a la cúpula militar iraní en décadas y eleva la tensión regional a niveles críticos.