La ofensiva que ha lanzado el Estado de Israel la madrugada de este viernes con ataques aéreos a gran escala contra instalaciones nucleares y militares en Irán ha dejado decenas de víctimas en el país persa. Entre los objetivos afectados se encuentran la planta de Natanz, el aeropuerto militar de Tabriz y otros puntos clave en Teherán.
Según el medio iraní Nour News, los ataques han dejado al menos 78 muertos y 329 heridos, entre ellos el jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami, y varios científicos nucleares, aunque las cifras exactas no han sido verificadas por medios de comunicación occidentales.
Además, se han reportado ataques de altísima precisión contra altos mandos militares, golpeando viviendas concretas y causando bajas en la cadena de mando iraní.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirma que la instalación de Natanz ha sido alcanzada, aunque no se han detectado aumentos de radiación tras el ataque.
Irán, que ha sufrido el mayor ataque desde la guerra con Irak de 1980, ya ha tomado una represalia preliminar: un centenar de drones contra territorio palestino ocupado por el Estado de Israel. Según recoge la prensa internacional, la mayoría de los dispositivos no tripulados habrían sido interceptados por las defensas aéreas sionistas y países vecinos aliados como Jordania, donde han sonado las alarmas antiaéreas.
El líder supremo iraní, Alí Jamenei, califica el ataque israelí como una “declaración de guerra” y promete una respuesta “severa”. La bandera roja sobre la mezquita de Jamkaran, utilizada históricamente como símbolo de venganza y duelo en el islam chií, indica un aumento de la tensión y la posibilidad de una escalada regional.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, asegura que la campaña militar “continuará durante los días que sean necesarios para eliminar la amenaza iraní”.
En este contexto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha publicado varios mensajes en su red Truth Social advirtiendo a Irán de que, si no accede a negociar sobre su programa nuclear, “los próximos ataques serán aún más brutales” y que “Irán debe llegar a un acuerdo antes de que no quede nada”.
Trump recalca que el Estado de Israel dispone de “el mejor y más letal equipo militar del mundo” y que “ya ha habido mucha muerte y destrucción, pero aún hay tiempo para poner fin a esta matanza”.
La Casa Blanca y el Departamento de Estado han reiterado que Estados Unidos “no ha participado en la operación israelí” y han pedido “máxima contención” a “ambas partes” para evitar una escalada regional.
El ataque ha generado fuerte volatilidad en los mercados financieros internacionales, con una subida del precio del crudo y caídas en las acciones de aerolíneas.
El Estado de Israel ha ordenado el cierre de sus embajadas en todo el mundo y ha instado a sus ciudadanos a extremar la precaución, mientras países como el Reino Unido han actualizado sus recomendaciones de viaje ante el riesgo de una escalada rápida del conflicto.
Rusia y China han condenado los ataques israelíes, y la Unión Europea ha pedido “evitar represalias peligrosas”.
