Brutal represión policial contra la masiva manifestación en memoria de Alexis Grigoropoulos
En el 17º aniversario de la muerte del joven a manos de un agente, la Policía impidió por primera vez que la marcha accediera a Exarchia y al memorial.
El 6 de diciembre de 2008, en el barrio de Exarchia en Atenas, conocido por su vibrante movimiento anarquista, el adolescente Alexandros Grigoropoulos, de 15 años, fue asesinado por un disparo en el pecho por parte del policía Epaminondas Korkoneas. Según testigos, el incidente surgió de una mera discusión verbal entre el joven y sus amigos con Korkoneas y su compañero Vasilis Saraliotis, sin que mediara agresión física por parte de los chicos. La autopsia reveló que la bala entró de arriba hacia abajo, contradiciendo la afirmación policial de un "rebote accidental", y evidencias forenses apuntaron a un disparo directo; es decir, una ejecución.

La reacción inmediata fue un estallido de furia colectiva: en cuestión de horas, Exarchia ardía con barricadas en llamas, mientras se incendiaban escaparates, estaciones de autobuses y entradas de edificios, extendiéndose a ciudades como Salónica y Chania. Estos no fue sino una catarsis contra la violencia policial endémica, agravada por la inminente crisis económica que ya asfixiaba a la juventud griega con desempleo y recortes. En 2010, Korkoneas fue condenado a cadena perpetua por homicidio intencional, pero en 2019 un tribunal redujo la pena a 10 años por "buena conducta" previa, permitiendo su libertad condicional.
Rabia acumulada
Diecisiete años después, el aniversario de la muerte de Grigoropoulos persiste más fuerte que nunca: el pasado sábado, día 6, el movimiento estudiantil convocó una manifestación para las 12:00 de la mañana en la zona de Propylaia. Para cuando los estudiantes llegaron al encuentro, se encontraron un gigantesco despliegue policial de unos 500 agentes según cifras dadas por medios como Prin, que prácticamente los doblaban en número. Este macrodespliegue policial buscaba amedrentar a la población, enviando un mensaje desmovilizatorio para la tarde, que es cuando se realiza anualmente la manifestación que reúne a anarquistas, comunistas y demás sectores de izquierda, más allá del ámbito estudiantil.
Cabe destacar el contexto en el que llegaba el 6 de diciembre este año: agricultores de todo el país mantienen su huelga tras el escándalo que reveló que el primer ministro Mitsotakis desvió millones de euros provenientes de ayudas europeas para el campo griego a amigos y conocidos suyos. A esto se le suma la conmoción generada tras el accidente de tren en Tempi, en el que murieron 57 personas, y la reciente aprobación por el Gobierno de la jornada laboral de 13 horas.
Brutalidad policial
Por la tarde, miles y miles de personas se unieron a la manifestación anual, marcando una de las movilizaciones por el 6 de diciembre más grandes de los últimos años. Para las 21:00 estaba previsto el tradicional homenaje que se realiza en la calle Mesologíu, en el mismo lugar en el que el policía mató a Grigoropoulos y donde se encuentra un memorial, dentro del barrio de Exarchia. Cuando los manifestantes llegaron al lugar, que en otros años ha estado vacío, la policía ya se encontraba allí, y con un despliegue aún mayor que el de la mañana.
El cordón policial impidió a los manifestantes llegar al memorial y cuando estos trataron de abrirse hueco, la policía comenzó a gasear y a propinar porrazos sin parar a todo el mundo que allí se encontraba, incluídos niños y ancianos. Se escuchaban explosiones continuamente, mientras las nubes de gas dejaron cientos de personas ahogadas, con náuseas y cegadas, al mismo tiempo que eran constantemente aporreadas, incluso personas que se encontraban en el suelo, inmóviles y aturdidos por el gas.
Tras dispersarse la multitud para protegerse de la brutal violencia policial, Deltas, fuerzas antidisturbios de élite de la policía griega, marcharon por los barrios aledaños deteniendo a todo aquel que se encontraban. Las cifras oficiales de detenidos se desconocen, aunque reportes fiables hablan de entre 38 y 60 detenidos como mínimo. Tras lo ocurrido, se convocó una concentración en Mesologiu para el domingo, también reprimida por los Deltas. Mientras todo el despliegue policial se encontraba reprimiendo la concentración, varios grupos aprovecharon la ocasión para lanzar cócteles molotov contra una comisaría cercana, en respuesta a la "masacre" del día anterior, que dejó decenas de heridos y detenidos.






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