Estados Unidos ha confirmado que Rusia muestra apertura a aceptar la adhesión de Ucrania a la Unión Europea como elemento de un posible acuerdo de paz para terminar la guerra iniciada en febrero de 2022, según recoge The Independent. Esta revelación surge de las intensas negociaciones celebradas en Berlín este lunes 15 de diciembre, donde emisarios del presidente Donald Trump, junto a representantes ucranianos y europeos, avanzaron en un plan que alcanza consenso "en cerca del 90% de sus puntos". La ministra de Exteriores alemana y otros líderes europeos han destacado el progreso, aunque insisten en que "nada está cerrado hasta resolver todos los aspectos".

El detalle clave es la disposición rusa a no oponerse a la integración ucraniana en la UE, algo que Moscú había evitado en posturas previas, siempre que forme parte de un paquete global con concesiones mutuas. A cambio, el Kremlin mantiene su exigencia de que Ucrania renuncie definitivamente a la OTAN y ceda control sobre partes de la región de Donbás aún bajo dominio ucraniano. Por su parte, el presidente Volodímir Zelenski ha aceptado abandonar la aspiración atlántica a cambio de garantías de seguridad equivalentes al Artículo 5 de la OTAN, ofrecidas por Washington y aliados europeos. Estos avances incluyen un posible alto el fuego, reconstrucción financiada con activos rusos congelados y acceso preferencial al mercado europeo para Ucrania, con horizonte de adhesión en 2027 según borradores filtrados.

Sin embargo, existen obstáculos persistentes. La cuestión territorial, especialmente el futuro de Donetsk y la central nuclear de Zaporiyia, sigue sin resolverse, y Ucrania rechaza cualquier cesión formal de soberanía. Críticos europeos y ucranianos señalan que la presión estadounidense por un acuerdo rápido podría debilitar la posición de Kiev, priorizando un fin rápido al conflicto sobre una "paz justa" que preserve la integridad territorial, cosa casi imposible según la mayoría de analistas, dada la situación en el frente.