En 2023, el número de trabajadores afectados por despidos colectivos en el Estado español se incrementó un 50,8%, alcanzando a 36.505 personas, según datos oficiales. Este aumento contrasta con una disminución del 46,5% en el número de empleados sujetos a suspensiones y reducciones de jornada, que sumaron 144.634 trabajadores.
Estas cifras superan todos los registros desde 2014 hasta 2019, evidenciando que el rediseño de los ERTE implementado en la reforma laboral de 2021 no ha logrado contener los despidos masivos e individuales.
Durante el período 2020-2021, se destinaron 190.000 millones de euros de los fondos Next Generation EU a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para “mitigar el impacto económico en el sector privado”. Las medidas incluyeron avales del ICO, expedientes temporales de regulación de empleo (ERTE), prestaciones extraordinarias para autónomos y ayudas directas a empresas. Sin embargo, a pesar de que se regalaron miles de millones de euros a empresas, estas intervenciones no han conseguido estabilizar el empleo a largo plazo.
Además del aumento en despidos colectivos, 2023 registró cifras récord en despidos individuales, con alrededor de un millón de ceses reportados por la Seguridad Social. Los despidos por causas objetivas—económicas, técnicas, organizativas y de producción (ETOP)—constituyeron el 99% de los despidos colectivos y el 44,6% de los individuales. Las proyecciones para 2024 señalan un incremento adicional del 14,8% en los despidos respecto al año anterior, mientras que los ERTE mantienen su tendencia a la baja.