Según ha informado el diario sionista liberal Haaretz este viernes 9 de mayo, la administración del presidente estadounidense Donald Trump estaría ejerciendo una presión significativa sobre el Gobierno israelí para que cierre un acuerdo de alto el fuego con la Resistencia Palestina antes de la visita oficial del mandatario a Oriente Próximo, prevista para el 13 de mayo.
Una fuente conocedora de las conversaciones aseguró al medio israelí que Washington ha transmitido a Jerusalén que “si Israel no avanza junto a Estados Unidos hacia un acuerdo con Hamas, se quedará solo”. El Ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel, encabezado por Ron Dermer, ha declinado hacer comentarios al respecto al ser preguntado al respecto por parte de Haaretz.
El alto funcionario estadounidense Steve Witkoff, según informó la cadena Canal 12 del Estado de Israel, se reunió esta semana con familias de prisioneros de guerra israelíes en manos de la Resistencia Palestina, y les expresó que “la presión militar pone en peligro a los rehenes” y que el coste de mantener la ofensiva en Gaza “será ahora mucho mayor para Israel”.
También habría afirmado que “el presidente Trump está decidido a avanzar hacia un acuerdo importante con Arabia Saudí, incluso sin la participación de Israel”.
Según Haaretz, estas declaraciones críticas con el gobierno israelí fueron filtradas a los medios a petición del propio Witkoff, aunque su oficina ha negado oficialmente que exista una presión directa sobre el Estado de Israel.
Por otro lado, un alto responsable de seguridad israelí declaró esta semana que la posible expansión de la ofensiva militar en Gaza “no comenzará antes de que Trump concluya su visita a la región” y que “solo se activará si no se ha alcanzado un acuerdo sobre los rehenes”.
En paralelo, Reuters informó que Washington no exigirá a Arabia Saudí la firma de un acuerdo de normalización con el Estado de Israel como condición para negociar su programa nuclear civil.
Ante esta noticia, la Regional Security Coalition —que agrupa a más de 100 altos funcionarios israelíes— calificó el anuncio como “una llamada de atención urgente para el gobierno”.