El Departamento de Defensa de los Estados Unidos de América ha confirmado los detalles técnicos de la ejecución del ataque aéreo masivo contra las principales instalaciones nucleares de la República Islámica de Irán en la madrugada del 22 de junio. La operación, llamada «Martillo de Medianoche», involucró a 125 aeronaves, incluidos siete bombarderos B-2 Spirit, cazas fantasma y un submarino, con el lanzamiento de 75 armas penetradoras, entre ellas 14 bombas antibúnker Massive Ordnance Penetrator (GBU-57) de 14.000 kilos, utilizadas por primera vez en combate, según detallaron el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor, Dan Caine.
Los objetivos principales del ataque, que duró unos 25 minutos, fueron las plantas de enriquecimiento de uranio de Fordo, Natanz e Isfahán. Seis bombarderos B-2 lanzaron una docena de bombas sobre Fordo, mientras que un séptimo atacó la zona subterránea de Natanz. Paralelamente, un submarino estadounidense disparó más de 24 misiles Tomahawk contra la infraestructura nuclear de Isfahán. El Pentágono asegura que la operación inutilizó las instalaciones nucleares iraníes, mientras que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha informado que no se han detectado emisiones radiactivas tras las explosiones.
Teherán sostiene que parte del uranio enriquecido y un número significativo de centrifugadoras fueron trasladados antes del ataque, tras detectar movimientos inusuales en la zona días previos. El secretario de Defensa de EE. UU. ha advertido a Irán contra cualquier represalia y ha confirmado contactos privados con las autoridades persas para «explorar opciones diplomáticas».
