Desde el 13 de junio, la República Islámica de Irán ha respondido con ataques de misiles balísticos y drones contra el Estado de Israel, en respuesta a los bombardeos israelíes sobre instalaciones nucleares y objetivos militares en territorio iraní. Según cifras oficiales de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), desde el inicio de la escalada se han lanzado más de 950 misiles y drones iraníes hacia territorio palestino ocupado, con un aumento progresivo en la frecuencia y el volumen de las andanadas.
La tasa de impactos directos ha crecido respecto a ataques previos: en la última semana, alrededor del 25 % de los misiles balísticos iraníes lograron alcanzar zonas abiertas y un pequeño porcentaje ha evadido las defensas y golpeado áreas residenciales en ciudades como Yafa/Tel Aviv, “Ramat Gan”, “Rishon LeZion” y “Petaj Tikva”, provocando al menos 24 muertes y más de 1.200 heridos, así como daños significativos en infraestructuras y viviendas. El 16 de junio, una nueva oleada de misiles causó la muerte de ocho personas y dejó 92 heridos en el centro de la Palestina ocupada, además de afectar instalaciones estratégicas como el puerto y la refinería de Haifa.
A pesar del aumento en la presión y la mejora relativa en la eficacia de los misiles iraníes, la mayoría sigue siendo interceptada por los sistemas antiaéreos israelíes, según confirman tanto las FDI como medios internacionales. Las autoridades israelíes destacan que la mayor parte de los proyectiles siguen cayendo en zonas deshabitadas o son neutralizados en vuelo, aunque reconocen que la saturación de las defensas puede estar permitiendo un mayor número de impactos en áreas urbanas respecto a lanzamientos anteriores.
Tipos de misiles empleados
El grueso de los misiles utilizados por Irán en las represalias corresponde a modelos balísticos de alcance medio, como el Sejjil y el Khorramshahr, capaces de alcanzar objetivos a hasta 2.000 kilómetros, así como misiles de crucero y cohetes de menor alcance, según la BBC y Euronews. El Sejjil, por ejemplo, es un misil balístico de dos etapas, desarrollado en la década de 1990, que representa una de las armas más antiguas pero aún relevantes del inventario iraní. El Khorramshahr, basado en tecnología norcoreana, es uno de los misiles más pesados y rápidos del arsenal iraní, aunque tampoco pertenece a la última generación de sistemas desarrollados por Teherán. La inteligencia estadounidense estima que Irán posee alrededor de 3.000 misiles de diferentes tipos, la mayoría almacenados en instalaciones subterráneas, aunque la cifra exacta no puede ser verificada.
A pesar de la magnitud de los ataques, Irán no ha desplegado aún sus misiles más avanzados, como el hipersónico Fattah 2 o el misil de crucero Soumar, ambos con capacidades para evadir defensas aéreas modernas y alcanzar objetivos a mayor distancia con mayor precisión. Observadores militares consideran que el uso continuado de misiles balísticos convencionales responde a la estrategia de desgaste iraní mientras mantiene parte de su arsenal estratégico en reserva y a las limitaciones operativas derivadas de los recientes bombardeos israelíes sobre plataformas de lanzamiento y centros logísticos.
