El 23 de junio, la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC, por sus siglas en inglés) confirmó el lanzamiento de misiles balísticos de corto y mediano alcance contra la base militar estadounidense Al Udeid en Qatar, en el marco de la operación denominada “Annunciation of Victory”. Según el comunicado de la IRGC, se trata de una respuesta directa a la agresión militar flagrante de Estados Unidos sobre instalaciones nucleares iraníes dos días antes. Irán declaró que el ataque buscaba enviar un mensaje claro a la Casa Blanca y sus aliados: “bajo ninguna circunstancia, Irán dejará sin respuesta cualquier agresión contra su integridad territorial, soberanía o seguridad nacional”.
La base Al Udeid, ubicada al suroeste de Doha y considerada el mayor activo estratégico de EE.UU. en la región, fue seleccionada por Irán por su papel como centro de mando de las operaciones estadounidenses en Oriente Medio. El gobierno iraní aseguró que los misiles fueron dirigidos lejos de zonas residenciales y reiteró su compromiso con las “relaciones cálidas e históricas” con Qatar. El Ministerio de Defensa de Qatar informó que sus sistemas de defensa aérea interceptaron los misiles y que no hubo víctimas ni daños materiales. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar calificó el ataque como “una violación flagrante de la soberanía y el espacio aéreo de Qatar, así como de la Carta de las Naciones Unidas”, y afirmó que el país “se reserva el derecho a responder conforme al derecho internacional”.
Tras el ataque, Qatar cerró temporalmente su espacio aéreo y evacuó la base antes del impacto, reabriéndolo cinco horas después. Las autoridades qataríes informaron que la situación en el país es “completamente estable” y que la vida cotidiana está retomando la normalidad. Embajadas extranjeras y escuelas suspendieron actividades de forma preventiva, mientras el Ministerio de Educación reprogramó exámenes. Qatar reiteró su llamado a la negociación entre las partes en conflicto y subrayó “la prioridad de la seguridad de sus ciudadanos y residentes”.
Fuentes diplomáticas confirmaron que Irán avisó previamente a las autoridades de Qatar y de Estados Unidos sobre el ataque, con el objetivo de minimizar bajas y permitir la evacuación de la base. El presidente Donald Trump agradeció públicamente a Irán por el aviso previo y calificó el ataque como “muy débil”, destacando que “NINGÚN estadounidense resultó herido y apenas se produjeron daños”.
