Desde el 7 de octubre de 2023, las fuerzas armadas israelíes han matado a al menos 1.000 personas palestinas en Cisjordania (Palestina), según informa la agencia oficial Wafa. El caso más reciente es el de Samer Bassam al-Zagharneh, abatido por soldados israelíes el 1 de julio cerca del muro de separación en las afueras de Belén. La escalada coincide con el desarrollo de la ofensiva genocida israelí en Gaza, que ha matado a más de 56.000 gazatíes, de acuerdo con cifras del Ministerio de Salud en Gaza, y ha generado el desplazamiento de la mayoría de la población de la Franja.
Según recoge Al Jazeera, organizaciones como Peace Now y Forensic Architecture han documentado el aumento de redadas militares en campamentos de refugiados como Jenín, Tulkarem, Nablus, Nur Shams y Far’a, donde se ha reportado el uso de bombardeos, ataques a infraestructuras civiles y bloqueos.
Además, colonos israelíes armados —algunos integrados formalmente en fuerzas de seguridad— han llevado a cabo al menos 1.800 ataques entre octubre de 2023 y diciembre de 2024, según el colectivo Tech for Palestine. El propio ejército israelí reconoce 414 ataques de colonos solo en la primera mitad de 2025. Naciones Unidas ha alertado recientemente del intento de desalojo de 12 comunidades palestinas en Masafer Yatta, declaradas “zona militar” por las fuerzas de ocupación.
La organización israelí Peace Now informa que en 2024 se registró la mayor confiscación de tierras palestinas en dos décadas. El ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, al frente de la nueva Administración de Asentamientos desde 2023, ha aprobado la expansión de asentamientos y la legalización de nuevos puestos avanzados, en contravención del derecho internacional, según recuerda la misma ONG.
El observatorio Shireen Monitor reporta que en los primeros seis meses de 2025 se registraron al menos 104 asesinatos adicionales en Cisjordania, principalmente en redadas militares. Al Jazeera ha recogido testimonios de residentes palestinos que expresan temor ante nuevos ataques y denuncian la falta de protección ante el incremento de violencia armada por parte fuerzas paraestatales y estatales sionistas.
