Pedro Sánchez ha nombrado a Rebeca Torró como nueva secretaria de Organización del PSOE, en sustitución de Santos Cerdán, apartado y encarcelado de forma preventiva tras su implicación en un caso de presuntas mordidas en la adjudicación de obra pública en el ‘caso Koldo’. La designación, anunciada por el partido este viernes, llega en un contexto de crisis interna y presiones para renovar la dirección tras los últimos escándalos.
Torró, abogada y actual secretaria de Estado de Industria, no figuraba entre las opciones más mencionadas en las “quinielas” del PSOE. Su perfil, vinculado al PSPV, refuerza el peso de la federación valenciana en la estructura del partido en detrimento del entorno navarro, aunque su nombramiento se interpreta también como una operación de blindar y modernizar el control de Ferraz, más que como una apertura real a sectores críticos o a una “renovación profunda”.
La nueva estructura de Organización incorpora a tres adjuntos: Anabel Mateos Sánchez (Coordinación Territorial), Francisco J. Salazar Rodríguez (Análisis y Acción Electoral) y Borja Cabezón (Transparencia y Acción Democrática). Todos ellos ya formaban parte del aparato de la Ejecutiva Federal y son considerados afines a la actual dirección sanchista. El modelo anunciado, que se presenta como una secretaría “coral” y descentralizada, responde en parte a la necesidad de diluir responsabilidades y evitar la acumulación de poder en una sola figura, tras la salida abrupta de Cerdán.
El proceso de renovación, que será ratificado este sábado por el Comité Federal, incluye la salida de varios dirigentes próximos al anterior dirigente y la reducción de cargos duplicados, pero mantiene la continuidad de los principales equilibrios internos. Entre las medidas anunciadas se prevé “endurecer” el Código Ético del partido, en respuesta a las polémicas recientes, aunque varios observadores ponen en duda la efectividad de estos cambios en su aplicación real y de control interno.
El relevo de la cúpula de Ferraz se produce en un momento de desgaste para el PSOE, con la dirección bajo presión para demostrar “compromiso con la regeneración” tras los últimos casos de corrupción y la creciente desconfianza entre las bases y los cuadros territoriales.
Con el nombramiento de Torró, una mujer con perfil técnico, y la reunión con figuras femeninas influyentes del partido el 4 de julio buscan contrarrestar el daño a la “imagen feminista” del PSOE y proyectar “regeneración” después de que se comprobara que el exministro José Luis Ábalos y su asesor Koldo García se repartían prostitutas. Sin embargo, la elección de adjuntos leales y la dilución del poder de la secretaría sugieren un control reforzado del sanchismo en Ferraz.