Durante el congreso fundacional de la nueva organización juvenil del partido Alternativa para Alemania (AfD), Generación Alemania, celebrado en Gießen (Essen) el pasado fin de semana, el afiliado Alexander Eichwald pronunció un discurso como candidato a un puesto directivo empleando un tono, ritmo y gestualidad que reproducían explícitamente el estilo oratorio de Adolf Hitler. Según las crónicas recogidas en numerosos medios alemanes, Eichwald arrastró de forma marcada la "r", gesticuló con el dedo índice de manera agresiva y lanzó consignas de extrema derecha, provocandouna inmediata conmoción en la sala y en las redes sociales, donde se viralizaron fragmentos de su intervención.

El acto, ya condicionado por las masivas protestas antifascistas que bloquearon el acceso al recinto, se vio interrumpido por esta intervención que generó desconcierto entre los propios delegados. Algunos asistentes llegaron a preguntar a Eichwald si se trataba de una parodia, acción satírica o incluso llegaron a calificarle de "infiltrado", a lo que el interesado respondió que su candidatura "era completamente seria". Posteriormente, el afiliado atribuyó su forma de hablar a su origen como "alemán de Rusia" (Aussiedler), intentando presentar su tono como "una peculiaridad dialectal" y "no como una imitación política".

0:00
/3:36

La grabación del discurso muestra a Eichwald utilizando recursos oratorios característicos de la retórica nacionalsocialista: pausas dramáticas, cambios de volumen repentinos y una entonación ascendente al final de las frases que sugiere una imitación aprendida, combinados con un contenido fascista. El hecho tuvo lugar en un evento donde la dirección de la AfD buscaba proyectar "una imagen de moderación y profesionalidad" para su nueva juventud, tras la autodisolución forzada de su anterior organización juvenil tras ser catalogada como "extremista" por los servicios de inteligencia internos.

El incidente evidencia la persistencia y la normalización referencias nazis en la AfD, donde se vuelve inevitable que aparezcan de inesperadas formas extravagantes incluso en importantes actos oficiales donde el partido se encuentra expuesto a máxima atención mediática, por lo que debe maximizar la precaución con la imagen pública que proyecta.

La contradicción entre la estrategia de "normalización institucional" y la pervivencia de elementos abiertamente filonazis en sus filas quedó crudamente expuesta el pasado sábado, obligando al aparato dirigido por Alice Weidel a reaccionar con una expulsión rápida para limitar el daño de imagen, pero sin poder ocultar el sustrato ideológico que alimenta a buena parte de su militancia. Además, el suceso desbarató automáticamente los intentos de victimización que emprendió la AfD tras el bloqueo antifascista al acto.