Gazte Koordinadora Sozialista (GKS) ha convocado movilizaciones para el próximo 31 de enero en Bilbo (Bizkaia) e Iruñea (Nafarroa) con el objetivo de visibilizar la oposición juvenil al avance del fascismo y el autoritarismo estatal. La organización pretende reactivar la conciencia antifascista en Euskal Herria y denunciar lo que considera la consolidación de un proceso político regresivo en Europa, impulsado por gobiernos y élites económicas que refuerzan políticas represivas y belicistas.

En su comunicado, GKS advierte del crecimiento de movimientos fascistas tanto en el plano institucional como en las calles. La organización cita ejemplos como Vox en el Estado español o Alternativa por Alemania, formaciones que han ganado influencia en las urnas y en la agenda pública. Pero el fenómeno, subraya, no se limita a la política formal: también aparecen grupos supremacistas o violentos que, según el colectivo, normalizan la presencia de discursos racistas, misóginos o excluyentes, también en Euskal Herria.

La convocatoria se enmarca en un contexto europeo de endurecimiento legislativo y control social, donde, según GKS, los gobiernos liberales y socialdemócratas "participan en una reforma autoritaria de los Estados". Desde la organización denuncian que el fascismo se ha convertido en una herramienta estratégica de las oligarquías occidentales vinculadas con los grandes centros financieros y atlantistas para imponer una “recentralización del poder” mediante el militarismo y el debilitamiento de derechos laborales y civiles. 

Euskal Herria, con una tradición mayor de rechazo al fascismo que otras regiones europeas, también muestra signos preocupantes, según GKS. En redes sociales y en espacios públicos crecen mensajes identitarios de tinte racista o machista bajo una fachada nacionalista. El fenómeno, aunque aún minoritario, preocupa a colectivos juveniles y sindicales, que reclaman respuestas más amplias frente a la desafección social y la precarización que, advierten, sirven de caldo de cultivo para discursos autoritarios.

Las movilizaciones de enero pretenden, por tanto, reforzar una conciencia antifascista entre la juventud trabajadora y ligar esa lucha con la oposición al capitalismo y al imperialismo. “El fascismo no es una alternativa para la clase trabajadora”, sostienen desde GKS, señalando que "sólo la organización de la clase trabajadora es capaz de plantar cara a las injusticias estructurales y frenar el avance reaccionario". Con ese objetivo, la organización llama a “llenar las calles” para recordar que en Euskal Herria existe “una fuerza dispuesta a enfrentarse a cualquier forma de autoritarismo”.

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