El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, anunció el pasado 7 de octubre que no extraditará a Alemania al ciudadano un ucraniano, que responde al nombre de Volodimir Z., principal sospechoso del sabotaje a los gasoductos Nord Stream en septiembre de 2022. Además, el alto funcionario polaco ha afeado a Alemania su acuerdo con Rusia en la construcción de las infraestructuras gasísticas. Tusk considera que la extradición "no responde a los intereses de Polonia, de la justicia ni de la decencia", y defiende esta posición tras consultarlo con la primera ministra lituana, Inga Ruginiene.

Volodimir Z., con un nombre curiosamente similar al del presidente ucraniano, es un "instructor de buceo" según los reportes de los servicios germanos. El individuo fue arrestado en una localidad aledaña a Varsovia, y desde entonces se encuentra en prisión preventiva mientras avanza la investigación para esclarecer las circunstancias del caso, aunque la postura polaca podría bloquear las pesquisas. Se le considera parte del grupo que colocó cargas explosivas en Nord Stream 1 y 2, en el fondo marino del Báltico, concretamente en las inmediaciones de la isla danesa de Bornholm. Las detonaciones ocasionaron desperfectos significativos que afectaron el suministro estratégico de gas ruso a Europa, afectando seriamente a la industria alemana, hundida en una severa crisis económica que amenaza con dejar a decenas de miles de trabajadores en la calle.

Lejos de asumir la colaboración con su país vecino, Tusk responsabilizó a "quienes permitieron la construcción del Nord Stream 2" —que nunca llegó a funcionar debido a la guerra de Ucrania—, como “los únicos que deberían avergonzarse y guardar silencio”.

La posición de los líderes polacos se endurece ante la presión diplomática de Alemania, que observa cómo un aliado suyo se niega fehacientemente a entregar a un individuo sospechoso de haber saboteado una infraestructura crítica suya, impidiendo el avance en la investigación. El caso remueve las ascuas y las tensiones internas en la UE, especialmente en lo que respecta al suministro energético y las posturas divergentes sobre la guerra en Ucrania.

Además, otro ciudadano ucraniano, Sergi Kuznetsov, acusado de ser el cerebro detrás de la operación de sabotaje, fue detenido el pasado agosto en Italia y encara un proceso de extradición a Alemania.